lunes, 30 de diciembre de 2013

Todo lo nuevo es mejor

Bueno, pues justo antes de que comience el ataque frontal a la carnepuerco y periféricos, dejo aqui mis mejores deseos para absolutamente todos: amigos, adversarios y pesadillas.

Y si este es El Año, enhorabuena. Y si no lo es, pues a disfrutar la expectativa.

Porque lo sí es seguro es que nos queda menos. A todo y todos.

Felicidades entonces, y a darle a los pedales

viernes, 20 de diciembre de 2013

Reportando e interpretando, desde la reunión del Consejo de Ministros, el Havanero en NY

“Para el año 2013 se estima un crecimiento del Producto Interno Bruto a precios constantes de 2.7%, inferior al 3.6% previsto, debido fundamentalmente al incumplimiento de los ingresos en moneda libremente convertible”

Mayami, Cuba te espera

“Acerca del tema de los impuestos Raúl opinó que es un asunto desconocido aún para muchos cubanos, principalmente los nacidos después del triunfo de la Revolución. -La toma de conciencia sobre su importancia es un proceso largo que debe comenzar en las escuelas-, comentó”

¿Niñito cubano, qué piensas hacer?/ Pagar más impuestos, aunque no se qué es

“(...) actualmente se trabaja en la propuesta de conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista, y en las bases del Programa de Desarrollo Económico-Social del país a largo plazo”

Propuesta, de conceptualización, y a largo plazo. O sea, 55 años mas de pajas mentales...

“(...) Entre otras medidas, señaló la implementación de la política de cocción de alimentos”

A ver si comenzamos a hervir el agua, compañeros....

“(...) se encuentra en estudio la estrategia para atender la situación de la dinámica demográfica, causada por la baja fecundidad”

Y a ver si también nos ponemos a templar, compañeros...

Orbitando

14 años lleva ya este siglo. Es decir, poniéndolo en perspectiva, los muchachos que nacieron con el siglo, en el 2000, están ya a punto de entrar en el preuniversitario.

El gobierno cubano, que en este período se ha vuelto inexplicablemente generoso, lleva 55 años ahí. 

Es decir, poniéndolo en perspectiva, en 55 años Mercurio le ha dado la vuelta 228 veces al sol, Marte unas 30 veces, Jupiter 5 veces y Neptuno, que parece ser de los que compite en esta escala de tiempos cósmicos con la duración de los gobiernos en Cuba, sólo lleva recorrido un tercio de su órbita.

Por otra parte, los ciudadanos cubanos que hoy tienen 60 años, tenían 5 años cuando comenzó el desastre. Y según el censo, hay un 65% de personas menores a 65 años en Cuba.

O sea, que es posible afirmar que aproximadamente el 70% de la población cubana lo único que ha conocido, en su única oportunidad sobre esta Tierra, es la porquería de país que los Castros crearon.

Y que el 100% no entiende el planeta en que vive, simplemente por que no lo conoce.

Sin embargo, insisto, el gobierno cubano, lento, ineficiente, inepto, torpe, pero generoso, en lo que va de este siglo increíble, ha permitido poseer celulares, viajar al extranjero, comprar un auto, y vender pan con croqueta.

Vamos, que el siglo XXI ha sido un tiempo de gloria para la nación cubana.

Mientras tanto, pues yo sigo observando la órbita de Neptuno.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Capitalismo 101

Nos mandan a pedir de la escuela una cantidad que debía estar entre 1 y 6 dólares como máximo.

Y con esa cantidad mi hijo tuvo que seleccionar y adquirir dos regalos, uno para mamá, y uno para papá.

El objetivo: la importancia de aprender a manejar presupuestos...

Love this school.

Dos ideas de Jueves

Primera idea: este asunto de inventar cosas que no funcionan se parece a tratar de hacer diques con barro. Un salidero, por aquí, otro por allá, y en breve el agua derriba el dique, y sigue su curso natural.

Algo parecido le sucede al gobierno cubano en su afán de hacer las cosas a medias. Y esto de la compraventa de carros es un ejemplo digno de observarse.

Dice la Voz de Saurón que se van a implementar nuevas normas para vender o comprar carros, porque las anteriores no funcionaron, que surgió la especulación y, ¡ay!, el enriquecimiento. Y que lo de las famosas cartas de autorización para comprar carros es obsoleto e inoperante.

No se dice nada, sin embargo, de concesionarias de autos vendiendo en un mercado ávido, fuera, por fin, del control estatal.

No se dice nada de la necesidad masiva de piezas de respuesto, llantas, infraestructura, parqueos, reparación de las calles que no destruyan los carros a golpe de baches, de vías capaces de desahogar un tráfico que cada vez va a ser mayor.

Ni de la necesidad de una señalización visible y funcional en calles y carreteras, de un código de tránsito y regulaciones inteligentes que revise, por ejemplo, ese omnipresente límite de velocidad de 40 km/h, que hace que el tráfico no fluya, y que destruye los motores de los carros, que no están diseñados para andar constantemente a velocidades tan bajas y que, ademas, provoca un mayor consumo de combustible y mayor contaminación ambiental.

Que maravilla sería que autorizaran, por ejemplo, un importador de piezas de respuesto “por cuenta propia”. O que, simplemente, el cubano que pueda, pues que importe su carro, ya que no hay agencias de venta.

No sé, en fin, que nuevo dique de barro van a construir. Ni porqué siguen en esa bobería.

La segunda idea, es que el diseño de la página web de Granma debe estar, junto con el del periódico Pravda, entre los mas feos del planeta.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

El problema

El problema fundamental de los que agitan las banderas de “¡Capitalismo nunca más!”, “¡Ni un paso atrás!”, “¡Nunca retrocederemos!”, no es que sus computadores, su internet, sus carros, su electricidad, su refrigerador, su televisor, las películas que ven, sus teléfonos celulares, y los tradicionales, los aviones en los que viajan a los congresos de “El pueblo unido jamás será vencido”, el dinero con que pagan por la pacotilla, el queso crema, y en general todas las cosas que les hacen la vida más agradable y pasable, y que les permiten, en última instancia, seguir agitando sus banderitas, se las deben al capitalismo. 

Nada de eso es el problema entonces.

El problema que tienen es cómo piensan sobrevivir sin el capitalismo.

Lo diverso no quita lo verraco

En el mercadito cerca de mi trabajo hay leche entera, con 2% de grasa, con 1% de grasa, sin grasa, deslactosada, orgánica, saborizada, de soya, y en presentaciones de un galón, medio galón, un litro y 250 mL, y de varias marcas. Todo un inmenso estante refrigerado, que ocupa una pared completa, repleto de leche.

Y por supuesto yo, que nunca miro fechas de vencimiento, compré la que vencía hoy, la calenté, y se cortó.

MMXIII

Mi ciclo es de 11 años, cosa que tengo sabida.

Cada 11 años me ha sucedido algo vitalmente trascendental, y este es el año 2013, año 5 del presente ciclo, así que nada todavía.

Pero es, fue, mi año 5 en los Estados Unidos de América. Y, siguiendo la tradición de hacer el cierre y cambio de turno, a la usanza de aquel Coppelia, repleto, a las seis de la tarde, he aquí mi año 2013:

  • Mi niña grande terminó la universidad, primus inter pares.
  • Mi niña chica, imparable e impetuosa, va por camino similar.
  • Mi niño pequeño... ¡ya está en preescolar!
  • Mi esposa por fin pudo comenzar a trabajar, y va exitosa, y contenta.

Y yo, pues con las piedras que todos llevamos colgando del cuello, algunas grandes, algunas pequeñas; unas temporales, otras de por vida. Pero, como diría Galileo, moviéndome.

Y el día que ya no lo haga, pues ya no habrá nada sobre qué escribir.

Y que venga el 2014, que me lo como vivo.

martes, 17 de diciembre de 2013

De cómo criticar y no perecer en la lucha

Simple:

Seleccione para su crítica apasionada y demoledora un tema de moda, pero que no tenga que ver con disentir políticamente, quejas por la represión, o un reclamo de democracia. O sea:

  • El INDER, pues el deporte es las más importante de las cosas sin importancia.
  • La clausura de las salas 3D, porque la diversión es un derecho del pueblo.
  • La prohibición de las congas en los estadios, porque ello va en contra de la cultura nacional.
  • Y hablando de cultura nacional, la cultura nacional, pues es sabido que los artistas son mirados de reojo por Saurón.
  • La corrupción de empleadillos y mandos medios (ojo, sólo llegar hasta ahí: tin más arriba, y te incineras).
  • Cualquier otra cosa, siempre que no sea fundamental ni imprescindible de resolver.

Y recuerde: la crítica, como el movimiento de la cintura, con cordura, que no hay que darle armas al enemigo.

Mi trabajo es Usted

En Octubre le compramos al chama, como es tradicional, un par de tenis de marca Skechers para la escuela, que costaron unos 60 dólares.

Hace un par de semanas comenzó a despegarse el borde de uno de los tenis y, por instancias de una amiga avezada en el comercio, el domingo decidimos regresar a la tienda.

Entramos, y un dependiente nos pregunta en qué nos puede ayudar. Le mostré el zapato averiado, mire, es que se está despegando, le digo apenado.Y me respondió:

No problem ¿Quiere el mismo modelo?”

Y yo que, esteee, si.

Y regresa y me dice que ya no había el número en ese modelo, pero...

Escoja el que guste”

Y entonces escogimos unos diferentes. Y nos fuimos felices a la casa, con tenis nuevos.

Y sin pagar un centavo.

Viva Skechers, y viva el capitalismo.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Arroz, mango y dogma


Pero, desyerbando de la obsesión del autor con la palabra contrarrevolución, de las comillas en “disidencia”, de “la calle es de nojotro”, de la neurosis con el financiamiento de la disidencia, y otros demonios, hay un par de ideas interesantes, como, por ejemplo, aceptar que el debate debe ser inclusivo.

Es interesante, sin embargo, leer como alguien no alcanza, por estar empapado en dogmas, a percatarse de que hace décadas que la revolución dejó de revolucionar, que se detuvo definitivamente, y que se estancó de manera tal que involucionó a lo que es hoy. No ve , entonces, que ya no hay revolución, sino sólo castrismo, o como quiera llamársele.

Y que, por tanto, los “verdaderos revolucionarios”, frase y comillas que uso para ponerme a tono, somos los que queremos el desmantelamiento de la cosa estática.

Y es por eso que contrarrevolucionario tiene, hoy, una connotación totalmente diferente.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Surrealismo

Un hombre pregunta.

Esbirros lo rodean. Uno lleva pistola al cinto. Otro lleva una macana.

Una anciana, frágil, madre.

Niños que miran curiosos.

Adolescentes que bailan, y desfilan en círculos, y ondean una bandera, extraña y venezolana.

Música estridente, alaridos, consignas. Vivas a los muertos.

Los esbirros agarran al hombre, lo cargan, y lo llevan en peso hacia algún lugar que el asesino de la pistola señala.

Los niños miran.

Los adolescentes bailan. La bandera, extraña y venezolana, va en la turba. El cantante sigue gritando.

Una mujer se sienta, en medio de la calle, medita, y espanta a los espectros.




La madre

La mujer habla por el teléfono atropelladamente, se ve inquieta, discute, argumenta. Por momentos su voz se alza, pero regresa de inmediato a ser casi un susurro.

Termina la llamada con brusquedad, y me mira con ojos tristes.

Mi hijo, que quiere irse a Kiev a unirse a las protestas... 6 horas en tren y 40 dólares, eso es mucho dinero allá en Ucrania... Y las protestas se acabarán en algún momento, y Ucrania seguirá a los rusos o a Europa, pero si mi hijo muere ya no habrá remedio, y ellos golpean, yo lo sé, golpean...”

Baja la vista, porque se le acaban las palabras. Y enjuaga una lágrima.

..................

Ayer, vi a esta madre, que es todas las madres del mundo, a las que sólo les importan que sus hijos estén bien y sean felices.

Hoy, mi vieja cumpliría años, y yo la extraño.

Valor, dignidad, civismo. Bravo por Antonio Rodiles, Ailer Gonzalez Mena y Estado de SATS

Un pedazo asqueroso de la historia del desastre nacional. Mierda de gente, mierda de país

Aqui el video. Y aqui este otro.


jueves, 12 de diciembre de 2013

Cognadas

Project, en EEUU: Lugar desastroso para personas que viven del Welfare

Proyecto, en Cuba: Eufemismo para nombrar el desastre

Dilema fácil de jueves, con un frio del cará

¿La Cuba de un, dos, tres, muchos Elian, o la Cuba de un, dos, tres, muchos Boris Larramendi?

Cuban of The Bronx

Ayer fui a visitar a una hermana de un hermano que vive en el Bronx, y que está casada con un cubano...”

Mmmm...”

Pues dice ese cubano que en Cuba nadie paga renta, que los plátanos son baratos, y que aquí todo es muy caro...”

Mmmm...”

Y lleva cuatro años sin trabajar, porque dice que no encuentra trabajo, aquí, en Nueva York... Y lleva quince años en los Estados Unidos...”

Mmmm... Creo que se debe regresar a Cuba”

Dice que no tiene papeles...”

Mmmm...”

El silencio de los carneros

Sin temor a equivocarme, digo que lo más relevante que sucedió en Cuba en los últimos dos días fue la ola de represión a disidentes, paradójicamente, por las celebraciones y protestas por el Día de los Derechos Humanos.

Y, fuera de los participantes en las razzias, y algún transeúnte casual, los cubanos de adentro no se enteraron.

Y no se enteraron, porque tanto periodistas, cubanos o acreditados, como todos los medios de comunicación cubanos, permanecieron en vergonzoso silencio, observando lo que ocurría, pero mirando hacia otro lado.

La recomendación obvia entonces a Rodiles y la gente de SATS es que, si quieren que los que pueden escribir en blogs y medios den señales de vida, pues que ponga en un casa una sala 3D para que se la clausuren, o que haga una conga desde el Acuario al Tritón, para que se la prohíban.

Va, y entonces alguien dice algo.  

Revelación de jueves invernal

Si uno va manejando, y aprieta la palanquita que rocía con líquido limpiador el parabrisas del carro, líquido que se supone es una solución anticongelante de etilenglicol, y el líquido se congela, entonces hay dos variantes:

a) Hasunfriodelcarajo

b) La solución anticongelante es una mierda

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Miércoles de historia

...Yo he estado to Australia, New Zeland, American Samoa, Hawai, the Mediterranean, the Greek Islands, Newfoundland in Canada, fucking coldest place I´ve been to.... I´ve even been to the Caribbean, we picked up there astronaut Scott Carpenter, and we were in the blockade, en el 61 and 62, con el “Intrepid”, el que ahora está anclado en Manhattan...”

Y me enseña el libro conmemorativo del “Intrepid”, donde aparece él, tan jóven, tan irreconocible, pero mantiene el libro fuera de mi alcance, lo aparta de mis manos, celoso, y yo me quedo con ganas de hojear esos tiempos en que yo todavía no andaba en esta Tierra.

Detuvimos muchos barcos rusos... y a uno venezolano, que secuestraron unos comunistas. And Gitmo, that´s an ugly place, let me tell you...”

Oh, sí, Guantánamo es feo como carajo, sólo atiné a decirle a mi jefe, que me sorprendió esta mañana con ese ataque de locuacidad...

lunes, 9 de diciembre de 2013

Cuasi-milagros de Navidad

Hace unos días escribí esto, un imposible, pensé yo, una suerte de carta a Santa Claus:

"Yo pienso que, ya que el gobierno cubano no tiene banco que le de servicios a sus operaciones financieras en EEUU, y siendo que el gobierno cubano se preocupa por el bienestar y tranquilidad de sus ciudadanos dentro y fuera de Cuba, pues que haga entonces gratuitamente los trámites consulares mientras consigue otro banco.

Porque lo principal es que los ciudadanos reciban lo que necesitan, ¿o no? "

Y ahí está: el gobierno cubano ha reiniciado el trámite de documentos de quiénes necesitan viajar a Cuba, y eso a pesar de no tener aún un banco donde guardar el dinero. No son gratis los trámites, vamos, que los milagros navideños no dan para tanto, pero tengo que decir un par de ideas aquí:

Primero, tener o no tener un banco, ya no parece ser un gran problema para el gobierno cubano y su proceso de tramitación de los documentos de los que vivimos acá en el monstruo. Ergo, crisis superada. Al carajo los bancos.

Segundo, ya que mi sugerencia se tomó en cuenta, al menos en parte, pues puede ser que algún mecanismo de consulta esté funcionando, y que yo le haya resuelto el problema al GdC, así que aprovecho y dejo otra sugerencia por escrito, con la esperanza de que al menos una parte se haga efectiva:

Dimitan en pleno, convoquen a elecciones libres, honren la libertad de expresión y prensa, establezcan la economía de mercado, traigan de regreso el dinero que tienen regado por bancos en todo el mundo, y reconstruyan La Habana.

Y Feliz Navidad.

Es del carajo...

Se muere Mandela, y todo el mundo tiene algo que decir.

Unos, se desgañitan recordando que era amigo de Fidel.

Otros, machacan que Mandela santificó la aventura cubana en Angola como algo positivo en contra del apartheid.

Hoy, Fidel es un anciano enterrando a su época, después de haber destrozado su país.

Mandela está muerto.

Angola sigue siendo un país subdesarrollado, ahora con capitalismo rampante.

Sudáfrica es un país con una sociedad crispada, repleto de violencia y corrupción, al borde del desastre.

O sea, yo no entiendo de que carajo se ufanan algunas personas... 

Nevando

Nieve, y el viento que sopla del norte arremolina la nevada, enloquecida en la luz amarillenta de las farolas.

Hay tanta soledad en la playa que dan deseos de quedarse aquí, como si fuera la madrugada de otros tiempos.

Esta noche el Atlántico Norte se ve casi elegante, de gris y blanco. Saboreo el aire helado, recién llegado a esta, la costa final, y miro al Sur, tratando en vano de imaginar, allá abajo, la noche habanera, de calor terrible y humedad espesa.




Pero los copos que llaman con suavidad en mi espalda no me dejan ir hasta allá.

Regreso entonces al norte, empujando al viento que se empeña en seguir su tonto viaje al agua negra y helada.

Regreso, hasta la próxima vez.


Todos los nombres

Lo siento, Saramago

Fidel, extraoficialmente, para sus simpatizantes de dentro y fuera.

Castro, oficialmente, afuera.

Hijo de puta, rotundamente, afuera y adentro.

El caballo, el tipo, el bestia, el Comandante, el que más mea.

Mancha e´plátano, barbatruco, Fifeta, el Loco.

Gesto, que se hace con los dedos como si se acariciara una barba invisible. 

Gesto, que se hace con los dedos como si se siguiera el contorno de un gorro festivo.

El comandante el Jefe, el arquitecto en jefe, el médico en jefe, el agricultor en jefe, el albañíl en jefe, el político en jefe, el hablador en jefe, el periodista en jefe, el constructor en jefe, el general en jefe, el campesino en jefe, el militar en jefe, el oráculo en jefe, el tirano en jefe, el infalible en jefe, el guerrillero en jefe, el libertador en jefe, el economista en jefe, el inversionista en jefe, el biotecnólogo en jefe, el gracioso en jefe, el científico en jefe, el presidente en jefe, el destructor en jefe, el martiano en jefe, el mesiánico en jefe, el guerrero en jefe, el todopoderoso en jefe, el apocalíptico en jefe, el jefe en jefe, el viejo en jefe, la momia en jefe, el loco de mierda en jefe.

La sombra, el detritus, la triste inercia de un dictador.

Eso. El insepulto en jefe.

La intelectualidá es lo más sublime para el alma divertir

Inmediatamente después que la escritora cubana Wendy Guerra  dijo - no dijo que sólo los que viven en Cuba pueden escribir sobre la realidad cubana, o algo así, la intelectualidá cubana extramuros comenzó a subir por las paredes.


Por ahí se pueden entonces leer textos y numerosos posts en Féisbu, Tuiter y blogs, de todo, desde frases sueltas, más o menos ingeniosas, hasta francas perretas.

Yo no he tenido la oportunidad de leer nada que haya escrito WG. No sé entonces si es tan mala, como dicen sus enemigos (porque, por lo que se lee, ya pasaron de adversarios), o si es tan buena como para que la editorial Anagrama le publique libros.

No acabo de entender tampoco tanta inquietud. Si alguien dice que yo no puedo opinar, escribir, callar o llorar sobre Cuba, por la razón que sea, eso me resbala sin fricción. Es sólo otra opinión, y ya.

Pero ese soy yo.

La intelectualidá extramuros, sin embargo, es divertida, cosa que se agradece, por demás. Y ñoña. Y para decir que un escritor es malo, o para pretender que lo quieren ignorar, escriben tanto sobre él, o ella, como si fuera bueno.

En fin, que WG parece ser una gran animadora del sopor estival que se enseñorea en páginas y tomos. Que siga, entonces, el brete, questá bueno cantidá...

viernes, 6 de diciembre de 2013

Duda de viernes

¿Por qué siempre se espera a que la persona se muera para decir maravillas acerca de ella?

Culturales

El ex-director de la Escuela Internacional de Cine de La Habana dice que lo calumniaron y lo obligaron a renunciar.

Wendy Guerra dice que malanga pa tol mundo.

Medio mundillo intel cubano dice: ¡Ohhhh!

El otro medio mundillo dice: ¡Ahhhh!

Wendy Guerra dice que no, que no era malanga, que era boniato.

Medio mundillo intel cubano dice ¡Ummh!

El otro medio mundillo dice, otra vez, ¡Ahhhh!

Y en eso se muere Mandela.

Y es viernes, bendito viernes...

Noticias del día

En las tops news de US Google hoy:

La primera noticia de hoy, que Obama quizás atienda el funeral de Mandela.

La segunda, que las tropas francesas invaden la República Centroafricana para detener otro conflicto étnico en África.

La quinta, que AlQaeda asaltó el Ministerio de Defensa Yemení, 52 muertos.

Y que el Papa necesita una comisión que lo asesore en el tema del abuso sexual de los curas.



En las noticias de Google Cuba:


La primera, cómo los revolucionarios cubanos inspiraron a Mandela

La segunda, viaja a Cuba presidente de región española de Galicia


La tercera, abanderan delegación de Las Tunas a Congreso de Pedagogos



Y ese es Google. No quiero ni imaginar el Granma y NTV de hoy...

jueves, 5 de diciembre de 2013

Traumas

“Mi padre se niega a comprar el pan de molde, ese que dura una semana. A cambio, él va todos los días al supermercado, y compra pan fresco. Todos los días. Y tiene en el refrigerador tres o cuatro tipos de mantequilla (…)

Eso es lo que él disfruta, dice que para olvidar que toda la vida estuvo haciendo colas de siete horas para comprar comida, allá en Ucrania...”

Pa que los yumas vean que nojotro sí...

Havanero Jr...


miércoles, 4 de diciembre de 2013

Ecos

De la extraña nostalgia, que me hizo comprar un pan con jamón en un puestecito frente al Hospital Almejeiras, y me pasé el tiempo restante de mi visita con cólicos y diarreas.

De esos lugares, en la Habana Vieja, que hacen que el resto de La Habana duela mas...

De la infame y pretenciosa cafetería que está en la plaza de San Francisco de Asis, y que se llama Café Mercurio. Parados en la puerta 10 minutos, sin que nadie se dignara siquiera a mirar en nuestra dirección. Por puro aburrimiento miro la carta, y leo una oferta mediocre con precios de Nueva York. Salimos corriendo, de regreso a la tarde lluviosa.

De la increíble pizzería del Hotel Kohly, que es probablemente el negocio más consistente de La Habana.

De lo que se siente al rentar un carro en Cuba. Da la sensación de estar, de nuevo, “resolviendo”.

De la mirada ávida que te sigue cuando vas en un carro. Y de la bendita indiferencia, cuando vas a pie.

Del asombro por el absurdo: Iphones en La Habana...

De inmenso barracón donde se apiñan los vendedores de los cuadros más kitsch y cheos que ojos humanos hayan visto.

Del paseo a lo largo del canal de entrada a la bahía, donde, si le das la espalda a la ciudad, regresa la paz.

De la nueva amabilidad. “Gracias” y “por favor” rehabitan La Habana.

De la risa de mis niñas, de sus ojos oscuros e inteligentes.

Del aeropuerto de mierda, y todo otra vez. 

Revelación de miércoles, dia atravesado, y con Changó y Santa Bárbara cogidos de la mano

Sigan sin comprar libros, que en estos tiempos de hiperconectividad, basta con que se vaya la corriente y nos vamos directo a la Edad Media...  

martes, 3 de diciembre de 2013

¡Qué (le) devuelvan a Elian (el cerebro)!

Esto, inevitablemente, me recuerda a un amigo que, después de una visita que hizo a Corea del Norte, decía que los Norcoreanos, cuando se vienen, gritan: ¡Gracias Kim Il Sung!

En fin, Elian:

"Fidel Castro para mí es un padre. No profeso ninguna religión, pero de hacerlo, mi dios sería Fidel Castro (...) Fidel Castro lo es todo para Cuba, lo es todo para el mundo"

Síntomas de Navidad

Como toda mi generación, yo llegué tarde a la Navidad.

El único recuerdo que conservo de mi niñez, y que tenga que ver con la Navidad, es acerca de una desgastada caja de cartón, roja y decorada con estilizados copos de nieve, que mi madre conservaba entre sus cosas.

En la caja había unas bolas de cristal para el arbolito, que habían sobrevivido todos esos años de proscripción cuidadosamente envueltas en amarillentas motas de algodón. Y yo, con el martilleo de mi dedo de niño curioso, comprobé que todas aquellas bolas eran, además de bonitas, muy frágiles. “Mira esto, se rompieron todas las bolas...”, dijo mi mamá un día que abrió la caja roja, quién sabe si por rutina, o por pura nostalgia. Y echó la caja a la basura, con lo cuál se desvaneció definitivamente el único y tenue hilo que me conectaba con la Navidad.

Pasó el tiempo y pasó un avión por el Estrecho de Yucatán y el 24 de diciembre me tomó por asalto en México. “Oye, la Navidad es obviamente para gente rica...”, le dije asombrado, desde mi perspectiva cubana, a un amigo mexicano, que asintió con sonrisa triste. No estaba yo preparado para aquella histeria de compras, para toda la invasión de adornos, alegorías, comerciales, para la absurdamente opípara oferta de carnes, turrones, frutas y bebidas. Y tampoco estaba preparado, por supuesto, para los villancicos.

Los villancicos son, indiscutiblemente, el sonido de la Navidad. Son, además, melosos, tibios, arrulladores y empalagosos. Los villancicos son un gusto adquirido, como el queso azul, o la literatura barroca. No es cosa que pase fácil. Y pueden ser, ciertamente, muy raros, como aquel que dice:

Pero mira cómo beben los peces en el río
Pero mira cómo beben por ver al Dios nacido
Beben y beben y vuelven a beber
Los peces en el río por ver a Dios nacer

Eso es algo que parece producto de intoxicación con mescalina. Es como decir “Pero mira como respiran las vacas en el potrero, mira, es azul, y rosado...” Pero las personas que tuvieron Navidades toda su vida se enternecen con eso, porque crecieron imaginando pececitos que bebían agua y miraban, tiernos y morbosos, a María pariendo. En el desierto. Donde el agua más cercana sería el Mar Muerto, donde no hay peces.

La alternativa anglosajona de los villancicos no es mucho mejor, la verdad. El Jingle Bell Rock, y Nat King Cole, Broadway en pleno, y todas las divas de R&B desgañitándose en canciones rebosantes de campanitas y azúcar. Y, por supuesto, Feliciano deseando Feliz Navidad aiuanauichuamerricrisma.

Pero yo todavía no sabía nada de eso en aquella Navidad cuando vi, asombrado, desde la altura del Periférico, aquel inmenso y familiar parqueo, donde siempre había muchos espacios disponibles, pero que hoy estaba totalmente repleto de autos y de personas que caminaban de un lado a otro, nerviosas, cargadas de paquetes.

Y mucho menos podía imaginar que allí, dentro de aquella megatienda, en medio de aquella orgía católico-capitalista, me esperaría el tan bien conocido espectro del racionamiento cubano. Estaba allí, parado junto al cartel que decía “ Sólo dos baguettes por persona”, o sentado en la tarima vacía, donde no quedaba ni una triste naranja. O en la voz amable y cansada de la empleada que me dijo, “Se acabaron, señor, lo siento...” Porque en Navidad sucede lo impensable: las cosas, efectivamente, pueden acabarse. Sólo por unas horas, es cierto, pero se acaban.

Los mexicanos son buenos para el tequila, y para la buena comida. Y para conquistar a las mujeres. Saben de eso, del efecto devastador de mariachis, serenatas, regalos, flores y amabilidad absoluta. Uno aprende cosas con los mexicanos. Pero, sobre todo, son buenos para el melodrama; son matadores que van directo al punto blando.

Y eso es lo que me esperaba a la salida de la tienda: los niños de hospicio, de todas las edades, vestidos en ropas baratas y opacas, organizados en el coro más triste del mundo, cantando villancicos, por supuesto. Y uno de ellos, de cuatro o cinco años de edad, con un gorro de lana demasiado grande, y que me mostró un caldero donde debía yo depositar algo de dinero, pero resulta que entonces uno quiere dejar allí todo lo que tiene, el dinero, y lo que compró, y salir corriendo y esconderse a llorar en otro lugar donde no tenga que ver las sonrisas navideñas de niños abandonados. Pinches mexicanos.

Después de algo así, los del Ejército de Salvación que tañen campanitas a la salida de los supermercados aquí en EEUU parecen cheerleaders.

Y ayer, en la cola para pagar mi compra, la señora que me precedía me regaló un pie de manzana, "Pero...”, intenté decir que, muchas gracias, pero... “Tómelo, señor, están al dos por uno, y a mí con uno me es más que suficiente...”, me dijo. “Pero...”, intenté de nuevo, pero... “Mire, tómelo, ¡y Feliz Navidad!”, remató sonriente, y ya no pude decirle que a mi no me gusta el pie de manzana.

Así es la Navidad. Saca a flote, aunque sea sólo por unos días, lo mejor de la gente. Breve época de amabilidad, generosidad y solidaridad humana. Y recogimiento, intimidad familiar, amor y paz.

Pero, como toda mi generación, yo llegué tarde a la Navidad.

Y aparte de la monserga de armar el arbolito, y el montón de dinero invertido en regalos que quién sabe si gusten o no, la Navidad es para mí una extraña nostalgia por algo que nunca he sabido que es.

Muy a tono entonces con lo relativo de la duración de estas festividades, ya les voy deseando feliz Navidad a todos los que por aquí pasen. Y que les sea leve.

viernes, 29 de noviembre de 2013

¿Relatividad?

Jalogüin dura desde finales de septiembre hasta principios de octubre.

Thankgiving de principios de octubre a principios de diciembre.

El Black Friday se extiende a tres dias antes y tres dias despues.

Navidad va desde principios de diciembre hasta el año nuevo.

Y la jornada va de Camilo a Che.

martes, 26 de noviembre de 2013

Padres, hijos, y nietos, y biznietos...

Leía este texto sobre el nepotismo en la TV cubana, en este 2013 que ya se está acabando, donde la autora se cuestiona ese fenómeno en la televisión cubana, e ingenuamente se pregunta hasta cuando.

Y yo no puedo menos que recordar a los Veloz, los cuales agotaron los diminutivos en sus 4 ó 5 generaciones, desde Palmas y Cañas, hasta... Palmas y Cañas.

O la canción tema de aquel famoso programa de Hilda Rabilero, “Contacto”, que creo cantaba su hijo o algo así.

O la hermana de Paulo FG moviéndose en el escenario, como esos muñecos inflables que se usan para los anuncios en los car wash.

O de Dunia, una gordita que cantaba canciones infantiles, y que daba ganas de darle un cocotazo para que se espabilara y terminara con el sonsonete.

O los hijos y nietos de los Castros, posicionados y apoderados en, y de Cuba.

Nada, que si un amigo es un central, un familiar es una central... nuclear.

Pa que Shazam vea que nohotro no

Ayer Shazam, esa aplicación que busca, idenfica y trata de venderle a uno canciones, ha tenido uno de sus mejores momentos.

Resulta que iba yo manejando de regreso a casa y sintonizo una estación donde a esa hora es posible escuchar buen jazz y, bam, coge lo tuyo, nada menos que Van Van, en una estación de radio en NY, y entonces fue que se me ocurrió poner a Shazam a escuchar y...

En fin, esto es algo que contradice a esa épica, trascendental e intrigante frase: pa que los yumas vean que nohotro no.

Formell, parece que, después de todo, elloh sí...




lunes, 25 de noviembre de 2013

Revelación de lunes, que amanece a -4 grados con sensación de -11

Los servicios de salud en Cuba: te dicen que es un derecho, pero te hacen sentir que te están haciendo un favor. Y te lo echan en cara de por vida.

Los servicios de salud en EEUU: eres un cliente donde debías ser un paciente.

viernes, 22 de noviembre de 2013

La que no sabe morirse

“No se va a morir así como así, ¿sabes?”, me dice, con sonrisa y ojos tristes, azules.

¿Sí te dijo que estuvo en Auschwitz? Tres años sobrevivió, allí, donde la expectativa de vida eran, cuando mas, tres meses...” Y vuelve a sonreir, con orgullo, un poco de brillo en los ojos esta vez.

Ella tuvo una buena vida, a pesar de todo. Mi madre, además, es la judía más dura que ha dado Polonia, nunca le sacó el cuerpo a las cosas difíciles. Y siempre ganó todas sus peleas. Pero, ¿sabes lo que más lamento? Que no sabe que está en su última pelea, no importa que la tenga perdida; le gustaría saber que la está peleando, eso que ni que... Dementia is a bitch”

PD: La señora falleció el pasado domingo 24. Hoy mi esposa me llamó, se encontró con la hija, que la saludó con un beso. "Se notaba que necesitaba un abrazo", me dijo mi esposa.

Que en paz descanse.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Pregunta

Ni por un segundo relaja el entrecejo. Ni cesa de gesticular con vehemencia. 

Ni deja de decir, “Tú estás equivocado...”, “Es que tú no entiendes...”, “Nosotros...Ustedes...”

Lo escucho, sin embargo, con atención. Es un tipo listo, aunque eso no cambie nada. Sobre todo, porque no logra responder mi pregunta, la pregunta que le repito pacientemente al terminar cada curva, al fnal de cada declaración de principios, en la pausa entre los discursos enlatados. 

Pero, dime, por favor: ¿qué es lo que defiendes?”

Y de nuevo, “Tú estás equivocado...”, “Es que tú no entiendes...”, “Nosotros...Ustedes... Nosotros... Ustedes...”

Revelación de jueves

El problema de las malas causas no está en que las apoyen hombres malos.

Está en que las apoyen hombres buenos.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Mesiánico, apocalíptico e hijo de puta

Fidel Castro tenía el gatillo alegre.

Quería que corriera la sangre, ajena sobre todo. Quería, como todos los dictadores, tener un enemigo grande, y mientras más grande, mejor.

Quería jugar a ser David, y meterle una pedrada en la frente al otro; meterle dos o seis misiles nucleares al
territorio de los Estados Unidos, matar uno, dos, tres millones de americanos. Eso, muertos, muchos americanos muertos.

Y que comenzara con ello una guerra nuclear global. Y si Cuba se convertía en un desierto contaminado, y todos los cubanos desaparecían del planeta, vaporizados a golpe de ojivas nucleares, ¿qué importa? No iba a quedar nadie para contar la historia que lo absolvería.

Pero, cuando 50 años después el periodista Jeffrey Goldberg en esta entrevista le dice:

“At a certain point it seemed logical for you to recommend that the Soviets bomb the U.S. Does what you recommended still seem logical now?"

Él, sabio anciano en camisita a cuadros, responde:

"After I've seen what I've seen, and knowing what I know now, it wasn't worth it all.”

Qué clase de demente, neurótico, maniático hijo de puta.

Debería vivir para siempre para que viera todo lo que viene, y se retorciera en la impotencia y la rabia de los olvidados.

Los atoros de la nostalgia

“¡Ay, esa es mi Cuba!”

Buena Vista Social Club, por supuesto. Y la trova, en pleno. En casos críticos, Alfredito Rodríguez y Annia Linares.

“El ajo no sabe igual”

Y además, es más grande. De hecho aquí un diente de ajo alcanza el tamaño de una ciruela. Pero el sabor de aquellos ajos, del tamaño de una semilla de naranja, a los que había que dedicarles 30 minutos pelándolos para poder hacer un sofrito, ah, ese sí era sabor...

“La carnepuehco es desabrida”

Así es. El puerco cuando se cría con sancocho, enriquecido con zeolita en polvo y cabezas de pescado, adquiere un sabor peculiar, a berrenchín...

“Ay, caminar la Habana, que maravilla, el Malecón, el atardecer...”

Las adicciones son ciertamente enigmáticas. Ir sorteando mierda de perro, respirando humo de diesel mal quemado, y sudar como un galeote, por ejemplo.

“¡¡¡Loh cubanoh jí que sabennn divehtihse!!!”

Es cierto. La cubanía. Se aprende desde pequeño que el sumum de la diversión es ron, cerveza, gritería, dominó, y después, irse a templar. Yo no soy tomador pero, aun así, no tengo mucho que objetar.

“Es que allá es todo es tan diferente...”

Cada vez que escucho algo así, pienso que Perogrullo debió ser cubano. O santiaguero...

“¡¡¡Eh que el cubano eh de pinga, siempre a la viva!!!...”

Si, por eso es que Cuba es un paraíso de bienestar y civilidad, paradigma del éxito y la brillantez, con sucursales en Mayami, Uropa y el planeta Tierra.

“Pohque nojotro si que...”

Y entonces tiemblo, porque una nueva leyenda está por nacer...

“A mi familia le quitaron...

El nuevo reto de historiadores, geógrafos y geólogos está en identificar como Cuba perdió el segundo piso, donde seguramente estaban todas las haciendas, inmuebles y propiedades de todos los cubanos conocidos.

“Eh nivel de la educación en Cuba y loh profesionaleh cubano...”


“Yo voy a regresar, yonoaguantoehtoaqui...”

Así es, es muy difícil. Esto de tener que pagar por la casa, la gasolina, por seguros, celulares, televisión por cable, Internet, la comida, mi laptop, mi ipad, las cuentas en los restaurantes, los viajes a Cuba, la pacotilla, la electricidad, el gas, un crucero de cuando en vez, dieta macrobiótica, barbecue los domingos, y los sábados también, la mensualidad del carro mío, y el de la esposa, y los juguetes de los chamas, y encima de todo eso, trabajar, y ganar el dinero para poder asumir todas esos terribles gastos, que nadie te regale nada, eso es, sencillamente, insoportable.

“¡¡¡El sol, el sol, la humedá, que rico!!!”

Bueno, cada loco con su tema, pero todo tiene un límite, digo yo...

martes, 19 de noviembre de 2013

Queens state of mind

Entro a la carnicería más pequeña del mundo.

El espacio para los clientes es una estrecha franja, de apenas 6 metros de largo por 2 de ancho. Justo al lado de la puerta, que se abre directamente a la acera, hay tres hombres y una mujer. Estimo que todos están por encima de los 6 pies de estatura, buen indicio, que habla acerca de los beneficios de la carne de cerdo. Conversan en voz demasiado alta, en algo que puede ser croata, o algún otro dialecto eslavo. De vez en vez, una palabra salpica, y la entiendo.

Uno de ellos me mira y me dice, en esa bendita lengua cargada de acentos y entonaciones exóticas, donde las palabras se dicen como se leen, sin el tedioso tono nasal ni los confusos blendings, y que es el inglés de los que no hablan inglés, y que tan bien se entiende, me dice, adelante, sigue, y cuando griten, tú gritas, y entonces te atienden, así es aquí, y todos ríen con desenfado de pueblo pequeño.

Adelante entonces, adonde otras seis o siete personas esperan su turno. Aquí no cabe más nadie, pienso, y entran entonces dos personas más. Ahora todos estamos muy cerca unos de otros, a una distancia no americana, sólo que aquí no hay americanos. Me coloco justo detrás de una muchacha diminuta que habla por teléfono, en rumano, y a un lado de una mujer a la que acompañan dos niños. Uno de ellos llora de manera intermitente, y la señora le dice ¿Chto, Chto?, pero no suena a ruso. Aquí no hay rusos, que andan por Brighton Beach, al suroeste, justo al lado de Coney Island.

A mis espaldas, unos estantes que cubren toda la pared y donde hay pan fresco, sazones, patés, salsas, y otros que no logro identificar.

A mi otro lado se coloca otra señora, de baja estatura, pelo negro, y con ese tipo de facciones que yo sé que no voy a reconocer si la veo de nuevo. Aprieta contra su pecho una bolsa con una hogaza de pan, y en la otra mano sostiene un frasco con lo que parece ser harina de maíz. Me observa, lenta y cuidadosamente, con desfachatada curiosidad,  de abajo hacia arriba, tratando de ubicarme, quizás, en este barrio multiétnico. Cuando su mirada llega por fin a mi cara le digo, “Hello...” , y ella, sin responder, cambia la vista y mira al mostrador.

El inmenso mostrador es el límite y la meta. Está cubierto, lleno y rodeado por carne de cerdo y cordero, en todas las variaciones de jamones, embutidos y ahumados. Hay salamis, salchichones, tocinos, salchichas, klobasa, kalbasá, o kielbasa, y como sea que lo pronuncian los húngaros, en su delicioso lenguaje repleto de vocales impronunciables. Las carnes están sobre el mostrador, en el mostrador, en las vitrinas, colgadas del techo, apiladas, mostradas en un exquisito alarde de abundancia y variedad casi obsceno. Nombres exóticos, que van desde el búlgaro hasta el albanés.

Unos platos, colocados justo en el borde del mostrador, como ofrenda a los clientes, con una muestra de algunas de esas cosas repletas de grasa, ajo, pimentones, sal y nitritos, sabores y texturas que hacen que las omnipresentes salchichas italianas de Nueva York parezcan envoltorios de aserrín con sabor a hinojo. 

Es el colesterol en su expresión mas deliciosa, la apoteosis de lo tóxico y, si uno se va a joder, al menos debe hacerlo con clase, me digo mientras tomo una delicada lasca de un tocino que se llama tocino de Istra, según me dice uno de los ágiles y amables carniceros, pero también we have tarska, slanina, pancetta, rolled bacon of the garlic and paprika varieties, paprika bacon, chicken bacon, and garlic bacon, mangalitsa style, hace un gesto de chuparse los dedos, y sonríe. 

Salgo con dos klobasas húngaras, libra y media tocino “for cooking”, una libra de tocino curado con ajo y paprika, para comer crudo, dos libras de salchichón “neparovaná”, y un cartuchito con chicharrones, para el camino.

Menos mal que vivimos lejos de aquí...”, me dice mi esposa, filosófica y meditabunda, mientras navegamos por las atestadas calles, buscando un parkway. 

Y comiendo, por supuesto, chicharrones.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Ah, nuestros expertos...


“El día que cedan (el gobierno cubano), saben que se los comen vivos (los Estados Unidos) y sin tan siquiera echarles una pizca de sal”

Esa frase, que dicha en primera persona del plural pudiera ser una de las clásicas de los dinosaurios, viene a ser una suerte de resumen de la comedera de mierda nacional de los últimos 50 años.

Y yo, por pura inercia, pregunto:

¿De veras este hombre cree que los EEUU necesitan otro país tercermundista generador de emigrantes pobres y desesperados?

¿De veras él no ha pensado en qué tal le asentarían a la derruida economía cubana inversionistas y mercado estadounidenses?

¿De verdad este hombre todavía cree que estamos en la época de la “fruta madura”?

¿O, para el caso, de verdad él cree que Cuba es una fruta madura, o una fruta, o algo que los EEUU necesiten para seguir siendo el país más poderoso y rico del planeta?

Y entonces, después de ver la histórica dependencia de alguien, de la URSS y sus satélites, de Venezuela, y con un estancamiento crónico, pregunto:

¿Quién, entonces, necesita comer, con sal o desabrido?

Debe estar jodiendo nuestro experto, sin lugar a dudas.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Hoy, como ayer, yo me sigo frustrando, mi bien...

Es frustrante, entonces, entre otros:

Ese vino cubano, que parece debe ser agrio para ser nuestro.
El agudo despiste de algunos opositores.
El miedo, ese viejo amigo.
La prensa cubana que, cuando por fin decida hablar, probablemente sea tan a destiempo que ya no va a tener importancia.
Que haya regetón.
Que haya sol siempre.
Y, por supuesto, las ingenierías.

Los ingenieros fueron héroes indiscutibles y conocidos desde que Julio Verne los colocó en el centro de sus historias. Antes de eso, eran sólo artesanos.

La sola mención de la palabra ingeniería, que viene de ingenio, y no azucarero, sino humano, sugiere tecnología, avance, progreso, modernidad, cosas buenas. Y allende en Cuba tenía, además, tremendo swing ser ingeniero; sabido es, por demás, que las facultades de ingeniería tienen un queseyó de lo cual las demas carecen. Es más, las jevitas ingenieras son sexys. Y tan rotundo suena ingeniero como aguado licenciado. Es un hecho, todo eso se sabía ya entonces.

Ya entonces, cuando, además de estudiar ingeniería, esto fuera en el extranjero, era doble swing. “¡Es que estudió en la Unión Soviética!”, y ya estaba todo dicho. Capicúa. Jonrón con bases llenas. El guajirito hablando ruso, cará. Pero no es el caso de Tamayo: yo creo que Tamayo ni es ingeniero ni habla ruso. Ni nunca tuvo swing.

Y así, de pronto, en medio de la marea de progreso y desenvolvimiento que proporcionaba la ayuda solidaria y desinteresada de bolos y satélites, un amigo se fue a ultramar nada menos que a estudiar Ingeniería en Explotación del Metro. El Metro, porque en La´bana, si alguien aun no lo sabe, iba a haber un Metro.

A su regreso, pues encontró unas enigmáticas oficinas, que había de ellas varias sucursales, y que se llamaban, creo, Oficina del Metro de La Habana, y que tenían hasta logotipo, una M probablemente.

No sé adonde fue a parar toda esa generación de ingenieros hiperespecializados en explotación del transporte metropolitano. Pero, por azar de los tiempos les tocó vivir aquella época de frenesí en la construcción de túneles populares (no existen túneles impopulares en Cuba), cuando era inminente, como lo ha sido siempre, que el Imperio hiciera llover misiles y bombas sobre la patria entera embravecida y, bueno, eso, túneles.

Probablemente entonces les tocó dar su opinión sobre como cablear esos refugios, donde poner una toma de aire, o dar pico y pala como unos dementes.

Después, pues llegaron las imágenes de los bombardeos en Iraq, donde se apreciaba como el enemigo honorario colocaba misiles con absoluta precisión en los portones y respiraderos en refugios y túneles en Bagdad. Entonces como que la idea de quedar sepultado en un túnel, aunque fuera popular y estuviera en mi amada Habana, perdió popularidad, estos se convirtieron en impopulares, y se olvidaron.

En fin, frustración sobre frustración.

En las ingenierías, como en todo en esta nuestra vida, hay élites. Hay superingenierías. Solamente los nombres tumban de culo a cualquiera. Ingeniería Nuclear con Especialidad en Tratamiento de Elementos Pesados, por ejemplo.

Para escribir una frase de tamaña longitud, y que sea legible, se requiere un diploma que sea al menos tres veces mas ancho que alto. Pero bolos et al resolvieron el problema de esos títulos que presumen letras góticas en formato A3: lograron acomodar toda la información en un librito, apenas mas grande que un pasaporte, y que es el título de los ingenieros que estudiaron allende en el frío. Cosa que se agradece, además, porque cirílico, mas gótico, suena medieval. Y probablemente ininteligible.

O, como pudiera haber dicho alguien, todos los títulos del mundo caben en una hojita de un librito.

Los que estudiaron ingenierías con especialización en asuntos nucleares venían de lugares selectos. El preuniversitario de Ciencias Exactas, por ejemplo, donde vestían un uniforme azul de becados, pero con un logotipo rojo que se colocaba en la manga de la camisa y que tenía, claro, un átomo con tres o cuatro electrones en órbita.

Este pre de Ciencias Exactas quedaba por Siboney, entre la Novia del Mediodía y la Muñeca, en La Coronela, no era la Lenin, que por entonces sólo se apellidaba Vocacional, y no llegaba a ese grado de excelencia.

Los que allí estudiaban, además de ser muy inteligentes, con un extra en su preparación académica, tenían que someterse a tests de aptitud y personalidad, y tenían, además, que mostrar, al menos mostrar, ya se sabe, fidelidad al modo de ser.

Eran, de acuerdo a todo y todos, la creme de la creme de los jóvenes cubanos. O al menos esa era la idea.

Sus destinos no eran menos exclusivos. Facultades de ingeniería nuclear, cátedras de acceso restringido, que ni en los libros aparecían, a veces en ciudades con estaciones de ferrocarril por las que los trenes pasaban de largo sin detenerse. Pero, en cualquier caso, siempre bajo la pupìla atenta de los funcionarios de la respectiva embajada cubana. Y no les dejaban pasar una. Había que informar acerca de todo y todos, sobre todo de los extranjeros que procuraban su amistad, con número de pasaporte incluido. Verdad de Dios.

Tan rígido, tan estúpido, tan de la guerra fría, y de la ridícula isla era todo, que hubo quién fue expulsado, “regresado a Cuba”, se decía, tan solo por haberse templado a una latinoamericana. Así de grave era el asunto.

Los ingenieros nucleares regresaron a Cuba, los que lo hicieron, más o menos en la misma época que los ingenieros en Metro. Y allá los esperaba algo que se llamaba Programa Nuclear Cubano, y Juraguá, afortunadamente, en caminos de no terminarse de construir jamás. Y, por supuesto, Fidel Castro Diaz-Balart.

Y así, entre lugares de consolación, como el Centro de Aplicaciones Tecnológicas y Desarrollo Nuclear (CEADEN), y la migración, la élite de mi generación, sus mejores, fue encontrando lugar para sus frustraciones.

Metros que no fueron, centrales nucleares que no se terminaron. 

Una economía ficticia e inoperante.

Una nación dividida, un gobierno inepto.

Gobierno que creó un país que nunca llegó, ni ha llegado, a ser nada por sí mismo, que siempre ha dependido de otro que lo sostenga y le permita existir.

Frustración sobre frustración, lo que parece ser, en cualquier época, los ladrillos de la nación cubana contemporánea.

martes, 12 de noviembre de 2013

The Cool Communist

O mejor, llamémosle el cécé, el CC, vamos, sucintamente.

Yo conocí un montón de CC. Eran fáciles de reconocer. Primero, por el aspecto.

El CC vestía invariablemente camisita de cuadros. Y, en casos extremos, una chaquetica de cuero negro. En el trópico.

Eran algo común las salas de reuniones, en donde las ventanas estaban tapiadas, para evitar que el aire acondicionado de 18 grados centígrados se contaminara con el aliento de dragón del mediodía cubano. Dichas ventanas, por demás, ni siquiera se veían: estaban ocultas por espesas cortinas polvorientas, para impedir que la luz de espanto de ese nuestro sol nuclear, huérfano de nubes, diluyera el suave tono de las lámparas fluorescentes.

En algun momento pensé que ese ambiente estaba creado ex-profeso para propiciar el poder de concentración de nuestros líderes, el pensamiento creador, pero, visto el desastre, el único resultado notable han sido esas caras con ese color cetrino, malsano, que adquiere el rostro de los blancos iberoamericanos puestos a la sombra.

Entonces uno comenzaba a relajarse, a disfrutar de aquel aire bendito en aquella sala protegida de todo mal cuando, intempestivamente, el CC hacía su entrada. Invariablemente, el rostro era el de un hombre ocupado, ceñudo, que hacía un gesto apenas insinuado de saludo general, a lo alfombra roja, y que vestía, por supuesto, la chaquetica de cuero negro.

Yo creía saber de donde salían las chaqueticas.

Lo supe cuando, antes de irme a estudiar al extranjero, recibí una autorización especial, junto con todos los demás estudiantes, para ir a comprar a una mítica tienda en Centro Habana donde, siguiendo una breve lista, se podía comprar ropa de salir, no que fuera uno a parecer un indigente cuando hiciera escala en Barajas, en nuestro camino al Segundo Mundo.

Entonces, pues a comprar algun pulóver, un par de calzoncillos, medias, una maleta de viaje, un traje y zapatos. Y allí estaba también la chaquetica. Pero tuve la mala suerte de que la talla disponible en ese momento fuera adecuada solamente para la complexión y estatura de un niño de sexto grado, o de un hobbit, tipo el Comandante Guillermo García (aunque este parezca mas troll que hobbit).

Por ese fatídico azar de las tallas perdí entonces la oportunidad de parecer un CC, y todo lo que pude comprar fue un espantoso traje del color de los frijoles colorados hechos puré.

Por cierto, esa tradición de la ropa de salir es un elemento folclórico bien arraigado en nuestra cultura. Mi madre y mis hermanas, por ejemplo, siempre tenían un bloomer nuevo listo para el momento de visitar al médico.

El olor de los CC también era peculiar. Olían a algo donde estaban mezclados vapores de gasolina, sudor agrio, y vestigios de alguna colonia o desodorante de tufo barato.

Un ex-colega, ex-sindicatero, ex-sindicaloso, y ciertamente muy escandaloso, más recientemente radicado en Miami, tuvo la oportunidad de estar lo suficientemente cerca del mesiánico en jefe como para después contarle a quién quisiera, y quién no quisiera escucharlo, que este olía a talco Bebito. Pero eso no debe sorprender a nadie: el mésia no es cool, nunca lo fue, y ahora mucho menos, cuando seguro que debe oler a alcanfor e impotencia.

El CC entonces se mueve apresuradamante y se sienta a la mesa donde quizás ya hay sentadas dos o tres personas. Le palmea el hombro a alguien, se quita el reloj, lo manipula breve y habilmente, y lo coloca sobre la mesa, la esfera ahora recostada a la manilla como si fuera un minúsculo despertador, dejando claro que su tiempo es precioso y preciado, que otra reunión aguarda y que, entonces, compañeros, vamos a comenzar.

Pero hay un elemento que, si alguien no está mirando en su dirección, u oliendo el vaho de un CC, aun permite que este sea identificado fácilmente: la fraseología.

Mira, cuadro...”
Déjenme dejar claro aquí la posición de nuestro gobierno...”
La tibieza, compañeros, la tibieza...”
Estos no son tiempos de...”
Este no es el marco adecuado para...”
Este no es el momento para...”
...las más alta instancia del Partido y el gobierno...”
nuestra patria, compañeros...”
la revolución demanda, compañeros...”
el sacrificio necesario y la entrega, compañeros...”
Nuestros cuadros y dirigentes, compañeros...”
Nuestro comandante en jefe...”
¡¡¡Compaaaañeeeros!!!”

Y sigue un puñetazo en la mesa, que hace que el cuidadosamente colocado reloj se desmorone.

Pero los CC también son capaces de mostrar sosiego y cordura. Para eso hay palabras o frases altamente especializadas, que deben destacar, además, el alto grado de información, refinamiento y la agudeza de ingenio de un CC.

Decir dazibao, por ejemplo, para referirse a un documento largo y espeso.

O ukase, como la orden que hayan recibido.

O globalización, o FMI, o el Imperio, o Mossad, o Rolex Oyster, o inmadurez política.

Y todo eso, dicho entonces con un esbozo de sonrisa oblicua, condescendiente, dando por sentado que uno no tiene idea de lo que está escuchando porque, vamos, eso es cosa de élites. Os digo, los CC son gente muy peculiar.

Si alguien ha tenido la oportunidad de visitar la oficina de un CC, sabe que una foto de Fidel, o de otro comandante favorito, va a estar allí, formando justamente una línea de tres puntos con el ocupante de la oficina y el visitante.

En casos afortunados, el propio CC también estará en la foto, mirando al comandante con el mismo arrobamiento con el que yo miro una teta. Es incluso posible que tenga el brazo del prócer echado sobre el hombro, o que el CC haya tenido la increíble oportunidad de poner su mano sobre el abdómen o el brazo de su ídolo, con delicadeza y familiaridad, arrebatado, extasiado. Ya se sabe, como si se agarrara una teta.

En su casa probablemente el CC tenga una copia de la foto. En la mejor pared de la sala, presidiendo reuniones y convites, justo a un lado de un mueble sobre el que destacarían, entre vasitos con removedores de cocteles y otras botellas de licor vacías, una inmensa botella de Fundador o de Terry Malla Dorada, montadas en un soporte de alambre.

O, como alguien me dijo alguna vez, cuando aun yo sólo conocía de rones y destilados caseros: “Viste, tenía una botella de cuvasié...”, “ ¿Y eso qué es?”, “Oye, estás atrás... ¡Tremendo güisqui, compadre...!”

En fin, curioso especímen el CC. Todo un subproducto de la construcción del socialismo y la forja del hombre nuevo. Pero se quedaron y quedan sólo en eso, en subproducto, en otra cosa más de la cual deshacerse en cuanto haya oportunidad.

Y por supuesto, que cool no son, mucho menos Cool Communist, porque no existe tal cosa. Pero CC se puede mantener. Cosa Curiosa. Caso Curioso. Cara de Coco.

O Cara de Culo.

Eso. CC les queda bien.