En este enlace se puede adquirir mi libro:
Monólogo para una señora de buenas tetas
Porque hay quién dice que un hombre, para ser completo, ha de plantar un árbol, tener un hijo, y escribir un libro.
Monólogo para una señora de buenas tetas
Porque hay quién dice que un hombre, para ser completo, ha de plantar un árbol, tener un hijo, y escribir un libro.
Le atribuyen la frase a disímiles
personajes: a Martí, a Hemingway -una versión anglosajona que he
visto incluye una cuarta tarea: luchar con un toro-, y no me
extrañaría que apareciera hasta en un meme de Coehlo. Pero, la
verdad, no encuentro una referencia confiable acerca de quién en
realidad dijo o escribió tal cosa.
Cosa, por cierto, absurda y
tremendista, que deja fuera de las posibilidades de ser Hombre
Completo a, por ejemplo, los esquimales -para ser hombre completo hay
que pelear con un oso polar-, o a los beduinos, que saben más de
arenas estériles que de oasis fortuitos; también excluye a los que
prefieren no complicarse la vida con niños -los DINKS, que llenan
gimnasios y vacacionan en Bali- y, por supuesto, a los analfabetos
reales o funcionales. Descalifica en fin, de un plumazo, a media
humanidad.
Pero no hay que hacerle mucho
caso a la idea, ni a la frase, ni a su rimbombante solemnidad. Y lo
digo a pesar de que casi ya clasifico como ese Hombre Completo,
hortelano, copulador y escriba.
Planté un árbol, un naranjo, en el
borde de un árido parque, a la vera del desierto del Norte de
México. Mientras estuve cerca lo regaba todos los días, hasta que,
cuando ya no estuve, la helada, un sol de espanto, y la desidia lo
secaron.
Tengo tres hijos, maravillas que
atesoro, y que no cambio por la tranquilidad de una casa a oscuras y
una hoja en blanco.
Y he escrito un libro. O mejor dicho: he llenado un libro, con una docena de historias y relatos, que va a
ser publicado en fecha próxima.
Muestro aquí entonces la cubierta de
ese mi libro, y el índice de las cosas que en él digo. Si se lo encuentran por ahí y
tienen interés y oportunidad de leerlo, trátenlo bien, por favor.
Es como ese árbol que no se malogró, o esos hijos que un día uno deja ir, con la ingenua esperanza de que siempre les vaya bien.
“Monólogo para una señora de buenas tetas, y otros relatos”, gente: en libro y Kindle.
Es como ese árbol que no se malogró, o esos hijos que un día uno deja ir, con la ingenua esperanza de que siempre les vaya bien.
“Monólogo para una señora de buenas tetas, y otros relatos”, gente: en libro y Kindle.
Avise por favor cuando salga su libro,
ResponderEliminarPedro
Claro que sí Pedro, con mucho gusto. Gracias!
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