“Mi padre se niega
a comprar el pan de molde, ese que dura una semana. A cambio, él va
todos los días al supermercado, y compra pan fresco. Todos los días.
Y tiene en el refrigerador tres o cuatro tipos de mantequilla (…)
Eso es lo que él
disfruta, dice que para olvidar que toda la vida estuvo haciendo
colas de siete horas para comprar comida, allá en Ucrania...”
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