En Octubre le compramos al chama, como
es tradicional, un par de tenis de marca Skechers para la escuela, que costaron unos 60 dólares.
Hace un par de
semanas comenzó a
despegarse el borde de uno de los tenis y, por
instancias de una amiga avezada en el comercio, el domingo decidimos
regresar a la tienda.
Entramos, y un
dependiente nos pregunta en qué nos puede ayudar. Le mostré el
zapato averiado, mire, es que se está despegando, le digo apenado.Y me
respondió:
“No problem
¿Quiere el mismo modelo?”
Y yo que, esteee,
si.
Y regresa y me dice
que ya no había el número en ese modelo, pero...
“Escoja el que
guste”
Y entonces escogimos
unos diferentes. Y nos fuimos felices a la casa, con tenis nuevos.
Y sin pagar un
centavo.
Viva Skechers, y
viva el capitalismo.
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