“¡Ay, esa es mi Cuba!”
Buena Vista Social Club,
por supuesto. Y la trova, en pleno. En casos críticos, Alfredito
Rodríguez y Annia Linares.
“El ajo no sabe igual”
Y además, es más grande.
De hecho aquí un diente de ajo alcanza el tamaño de una ciruela.
Pero el sabor de aquellos ajos, del tamaño de una semilla de naranja,
a los que había que dedicarles 30 minutos pelándolos para poder
hacer un sofrito, ah, ese sí era sabor...
“La carnepuehco es
desabrida”
Así es. El puerco cuando
se cría con sancocho, enriquecido con zeolita en polvo y cabezas de
pescado, adquiere un sabor peculiar, a berrenchín...
“Ay, caminar la Habana,
que maravilla, el Malecón, el atardecer...”
Las adicciones son
ciertamente enigmáticas. Ir sorteando mierda de perro, respirando
humo de diesel mal quemado, y sudar como un galeote, por ejemplo.
“¡¡¡Loh cubanoh jí
que sabennn divehtihse!!!”
Es cierto. La cubanía. Se
aprende desde pequeño que el sumum de la diversión es ron, cerveza,
gritería, dominó, y después, irse a templar. Yo no soy tomador
pero, aun así, no tengo mucho que objetar.
“Es que allá es todo es
tan diferente...”
Cada vez que escucho algo
así, pienso que Perogrullo debió ser cubano. O santiaguero...
“¡¡¡Eh que el cubano
eh de pinga, siempre a la viva!!!...”
Si, por eso es que Cuba es
un paraíso de bienestar y civilidad, paradigma del éxito y la
brillantez, con sucursales en Mayami, Uropa y el planeta Tierra.
“Pohque nojotro si
que...”
Y entonces tiemblo, porque
una nueva leyenda está por nacer...
“A mi familia le
quitaron...”
El nuevo reto de
historiadores, geógrafos y geólogos está en identificar como Cuba
perdió el segundo piso, donde seguramente estaban todas las
haciendas, inmuebles y propiedades de todos los cubanos conocidos.
“Eh nivel de la
educación en Cuba y loh profesionaleh cubano...”
“Yo voy a regresar,
yonoaguantoehtoaqui...”
Así es, es muy difícil.
Esto de tener que pagar por la casa, la gasolina, por seguros,
celulares, televisión por cable, Internet, la comida, mi laptop, mi
ipad, las cuentas en los restaurantes, los viajes a Cuba, la
pacotilla, la electricidad, el gas, un crucero de cuando en vez,
dieta macrobiótica, barbecue los domingos, y los sábados también,
la mensualidad del carro mío, y el de la esposa, y los juguetes de
los chamas, y encima de todo eso, trabajar, y ganar el dinero para
poder asumir todas esos terribles gastos, que nadie te regale nada,
eso es, sencillamente, insoportable.
“¡¡¡El sol, el sol,
la humedá, que rico!!!”
Bueno, cada loco con su
tema, pero todo tiene un límite, digo yo...
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