Mi ciclo es de 11 años,
cosa que tengo sabida.
Cada 11 años me ha
sucedido algo vitalmente trascendental, y este es el año 2013, año 5 del
presente ciclo, así que nada todavía.
Pero es, fue, mi año
5 en los Estados Unidos de América. Y, siguiendo la tradición de
hacer el cierre y cambio de turno, a la usanza de aquel Coppelia,
repleto, a las seis de la tarde, he aquí mi año 2013:
- Mi niña grande terminó la universidad, primus inter pares.
- Mi niña chica, imparable e impetuosa, va por camino similar.
- Mi niño pequeño... ¡ya está en preescolar!
- Mi esposa por fin pudo comenzar a trabajar, y va exitosa, y contenta.
Y yo, pues con las
piedras que todos llevamos colgando del cuello, algunas grandes,
algunas pequeñas; unas temporales, otras de por vida. Pero, como
diría Galileo, moviéndome.
Y el día que ya no
lo haga, pues ya no habrá nada sobre qué escribir.
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