jueves, 30 de octubre de 2014

Deshojando

Las nostalgias, pues tienen capas.

Las más groseras, las más delicadas, y no todas las capas son igual de fáciles de quitar, y no lleva el mismo tiempo quitar cada capa.

Así, se le va deshojando, a la nostalgia, a veces sin siquiera percatarse de que se dejó detrás otro jirón de piel, hasta que un día extraño aparece la resignación. Hay quién ahí se detiene, es de esperar, pero es de esperar que no sea suficiente.

Ánimo. Hay que seguir desollando la cada vez más pequeña nostalgia. Hay que hacerlo, porque tres o diez capas más abajo, está el olvido que merecen las cosas tristes.

Y porque finalmente, cuando se quita la última capa, es como abrir una ventana en la mañana: allí hay un espejo que refleja a un tipo que sonríe.

1 comentario:

  1. Como siempre, Ud. desnudando el alma de sus lectores. Gracias nuevamente...
    Pero le faltó mencionar las nostalgias de lo imponderable. Con esas sí que no hay ventanas por abrir...

    Juana de Isla

    ResponderEliminar