A ver, abordemos la
cosa, una vez más:
En los Estados
Unidos, un grupo dice que las condiciones están dadas si la
variopinta comunidad cubana en la Florida cambia su posición. O sea,
que los que quieren que el gobierno de 55 años termine de una vez,
terminen por aceptar que el gobierno va a terminar bajo los términos
de los dictadores y sus herederos. Y valgan todas las redundancias.
En los Estados
Unidos, hay otro grupo, que no es necesariamente diferente del
primero, que dice que lo que debe comenzar por cambiar es la política
del gobierno estadounidense hacia el gobierno cubano.
En los Estados
Unidos hay un grupo, no necesariamente diferente de los dos primeros,
que a los espías les llama héroes, que dice que no fue tan grave
espiar en territorio estadounidense para un país extranjero y que
pide por la liberación de los tres espías que quedan, llamándolos,
por supuesto, los cinco.
En los Estados
Unidos hay un grupo, diferente a todos los anteriores, que dice que
ya fue demasiado, y que fuera con el gobierno y sus herederos, y que
convoquen a elecciones y eso.
En Cuba hay unos 11
millones de cubanos ajenos a lo que piensan todos los grupos
anteriores.
Cubanos que están
tan atados a su supervivencia, y tan acostumbrados a ella, que
simplemente no les interesa nada que no tenga que ver con el próximo
plato de comida o la próxima cosa que puedan conseguir para su
familia.
En los Estados
Unidos hay unos grupos que hablan, y hablan, y hablan sobre Cuba,
como si fuera una abstracción.
En Cuba hay un solo grupo, pequeño, que sabe lo que pasa, que sabe lo que viene, pero que nada de
eso le importa. Ellos ya no estarán para ese entonces.
Y claro, hay un viejo que sonríe; terco, equivocado, alucinado, tecleando su soledad.
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