martes, 21 de octubre de 2014

Un viejo que sonríe

A ver, abordemos la cosa, una vez más:

En los Estados Unidos, un grupo dice que las condiciones están dadas si la variopinta comunidad cubana en la Florida cambia su posición. O sea, que los que quieren que el gobierno de 55 años termine de una vez, terminen por aceptar que el gobierno va a terminar bajo los términos de los dictadores y sus herederos. Y valgan todas las redundancias.

En los Estados Unidos, hay otro grupo, que no es necesariamente diferente del primero, que dice que lo que debe comenzar por cambiar es la política del gobierno estadounidense hacia el gobierno cubano.

En los Estados Unidos hay un grupo, no necesariamente diferente de los dos primeros, que a los espías les llama héroes, que dice que no fue tan grave espiar en territorio estadounidense para un país extranjero y que pide por la liberación de los tres espías que quedan, llamándolos, por supuesto, los cinco.

En los Estados Unidos hay un grupo, diferente a todos los anteriores, que dice que ya fue demasiado, y que fuera con el gobierno y sus herederos, y que convoquen a elecciones y eso.

En Cuba hay unos 11 millones de cubanos ajenos a lo que piensan todos los grupos anteriores.

Cubanos que están tan atados a su supervivencia, y tan acostumbrados a ella, que simplemente no les interesa nada que no tenga que ver con el próximo plato de comida o la próxima cosa que puedan conseguir para su familia.

En los Estados Unidos hay unos grupos que hablan, y hablan, y hablan sobre Cuba, como si fuera una abstracción.

En Cuba hay un solo grupo, pequeño, que sabe lo que pasa, que sabe lo que viene, pero que nada de eso le importa. Ellos ya no estarán para ese entonces.

Y claro, hay un viejo que sonríe; terco, equivocado, alucinado, tecleando su soledad.

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