jueves, 8 de septiembre de 2011

Un paseo por Manhattan


Ayer nos fuimos a Manhatan a terminar (al fin) unos trámites de nuestra residencia en USA. Y nos fuimos en tren para no fallar en la hora de la cita, pues un viaje a la City en carro puede salir bien... o mal. En fin, llovía, pero no nos arredramos. Caminamos las 3 cuadras hasta la estación de trenes, yo cargando al chama, que estaba disfrutando la lluvia y la novedad, como después disfrutó el tren, el gentío de Penn Station y la locura de la City.

Pero en el juzgado, ¡ay!, alli, donde no se puede hacer ruidos ni sonidos, donde debe haber silencio y respeto, alli descubrí que la formula relativista de la dilatación del tiempo es aplicable, entre otros, a la espera en un juzgado con un niño inquieto e irreverente. Expongo mi hallazgo a continuación:





Donde:

T, es el tiempo que que se percibe
To, es el tiempo real transcurrido
N, es el estado ideal, normal, todo bajo control
X, es el estado de caos, factor que se hace más grande y más grande cuando el chama está a millón, el padre encabronado, la madre al borde de la histeria y no hay nada que se pueda hacer para mejorar la situación.


Nota: Nótese que el estado normal N no puede ser igual al estado de caos X pues se indefine la formula al ser el denominador igual a cero. Es decir, si eso sucede, te fundiste, estás loco de atar.

De tal manera, cuando X es muy pequeño, X/N es muy pequeño y entonces 1-X/N es aproximadamente igual a 1, por tanto el tiempo transcurrido T es igual a To, es decir, todo normal.

Pero si las cosas se empiezan a poner pelúas, X empieza a crecer rápidamente, X/N entonces se comenza a acercar a 1 y por tanto 1-X/N es cada vez más pequeño, por lo que T empieza a dilatarse y a dilatarse...

Y asi me pasó ayer, tuve este momento de lucidez al ver que sólo había pasado media hora y a mí me pareció que había pasado toda la mañana.

Al final, congratulations, no más juzgados, problema resuelto. Y a correr de vuelta a Penn Station a coger el tren de las 11:10... pero nos tocó el taxista pastuso.

Manhattan, que debe ser más pequeña en extensión que el Municipio Plaza, es una ciudad en la que es muy fácil orientarse. Las calles (excepto en el Downtown) son rectas y están orientadas de Sur a Norte y de Este a Oeste. Por tanto, si tú quieres ir pa´l Norte, agarras cualquier calle y, zas!!, vas pál norte. Pero el taxista pastuso cogió para el sur, para después tomar una avenida que está en el extremo oeste para después enredarse en el tráfico, doblar finalmente hacia el norte y dejarnos en el extremo más alejado de la estación de trenes. 

Y se nos fue el tren, tuvimos que esperar otra hora, la formula ya citada se activó de nuevo y nada, que al fin el chama se durmió, cogimos el tren , de regreso en casita y todo normal de nuevo.

Uff....

4 comentarios:

  1. jajajajajjajaja. Niño, eso de la fómulita es un hecho. Yo me quiero morir cuando tengo que esperar encerrada en algún lugar. Algún día te voy a contar cómo fue mi salida de México.

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  2. te solté la primera parte por allá. la segunda mañana, que es largo, largo, el asunto

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  3. HeNY, nunca me había reído tanto en una clase de física, mucho menos si explicando la ecuación del tiempo (siempre había preferido la demostración de Eliseo Diego. Exquisito confirmar que la ciencia me sigue gratamente sorprendiendo...)

    Juana de Isla

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