miércoles, 31 de diciembre de 2014

La Plaza es ara, y no pedestal

La Plaza es el Ágora, el lugar de la asamblea; es el Speakers´ Corner, la Maidan, el Zócalo; es pública, es Cívica. Es lugar de ciudadanos, el de llevar a mi hijo a que vea y escuche a gente libre.

Pero, si no es nada de eso, entonces es plaza menor, y ni siquiera es plaza; es verdulera, es la plaza de Kim Il-sung, es Tiananmen: es un lugar oscuro.

Es el sitio donde tiene su tribuna el tirano, es el corral de los vasallos, es el lugar de la ignominia, plaza de la involución.

La plaza, si es algo, tiene que ser Plaza, lugar de apoteósis ciudadana. 

Y tiene que ser de todos.

lunes, 29 de diciembre de 2014

Neo-oportunidades y paleo-oportunismo

En cierto momento, allende, en los 90, cuando las costuras de la sociedad cubana reventaban bajo la presión de lo que demagógicamente en su repentina soledad el mesiánico llamó Período Especial, se formaban hendijas por las que nosotros, en nuestro repentino desamparo, atisbábamos y por las que, si era posible, escapábamos despavoridos de aquella pesadilla.

El jineterismo, por ejemplo, ejercido por bellas putas jovencísimas, baratas y, además, “las mejor educadas de América Latina”, vejete dixit, flores nocturnas de Quinta Avenida, ex-diputado dixit, putas por cuenta propia, otras por cuenta de chulos, a veces efebos y ninfas de la más abigarrada sexualidad, fue quizás aquello la primera válvula de escape que se abrió en la infecta envoltura de la hermética islita, dejando escapar un bramido y un hedor que, todavía en nuestros tiempos, se escucha y percibe en la etiqueta que acompaña a los cubanos en México, Italia, España, y otros orígenes de ingenuos amantes estafados.

Existía también, y eso antes y después de la debacle noventera, un viejo remedio a males perennes: los “viajes” a nombre del estado cubano; antes, mayormente al extinto campo socialista; después, pues nada menos que al mundo capitalista, destino reservado hasta entonces para la crème de la crème de la nomenclatura. Pero, en cualquier caso, eran visitas al extranjero que iban desde breves estancias, cruelmente cortas y poco productivas, hasta suntuosos y bien pagados entrenamientos, como los patrocinados por el generoso PNUD.

Y luego, pues estaba la academia.

Era una cacería implacable aquella la que desatamos los profesionales, tratando de cobrar una pieza valiosa y definitiva, como eran las becas ICI, de España, los programas de CONACyT, de México, las estancias en las poderosas universidades brasileñas o escandinavas, y hasta en lugares y postgrados difíciles de imaginar; profesorados en remotas y selváticas universidades, o doctorados en Matemática, en Haití. Y ninguna era mejor que otra; sólo bastaba que estuviera lejos, pero sobre todo, fuera de Cuba.

Yo, por ejemplo, envié más de cincuenta solicitudes, acompañadas de mi curriculum, a universidades e institutos de varios continentes, inclusive a lugares marginalmente relacionados a mis intereses. Para mi sorpresa y satisfacción, recibí siete cartas de aceptación: tres de España, dos de Brasil, y dos de Japón. Y eso, téngase en cuenta, sin internet ni correo electrónico, lo cuál fue un logro de planeación personal que recuerdo con particular cariño.

Fue una alegría corta ciertamente. Terminó cuando un subdirector académico, conocido como Melcocha por su naturaleza mimética y genuflexa, con mis cartas desplegadas ante sí en su mesa, mi correo violado, abierto y leído por los compañeros del aparato, pues Melcocha me dijo que no había dinero para pagar mi pasaje, así que, nada, lo siento, y con ello siete universidades se perdieron la oportunidad de contar con mis mejores esfuerzos.

De pronto, estudiar una maestría y/o un doctorado se habían convertido, no en la continuación necesaria de una carrera docente o científica, sino en otra válvula de escape, si bien no tan ruidosa y maloliente como aquella de los chulos y putas, que viajaban en los mismos aviones que aquellos profesionales que fruncían la nariz y preferían mirar por las ventanillas que ver y escuchar a sus compañeros de viaje, sin pensar que ingenieros y licenciados. meretrices y pingueros, eran igual de oportunistas, y que todos se iban sacrificando algo de su alma en el altar de una mejor vida.

En honor a la verdad, corresponde decir que en 20 años las cosas no han cambiado mucho en la isla. En Cuba rara vez algo cambia y, mucho más raramente, para bien.

Véase, por ejemplo, que en una nueva modalidad de lucha por la supervivencia, tenemos a la disidencia, que fue sucumbiendo a las necesidades que dicta la tragedia nacional.

La posibilidad de tener y usar el dinero que ha canalizado la USAID, o cualquier otra agencia de los Estados Unidos, o los programas pro democracia de varios países europeos, ha tenido consecuencias aciagas, como que los disidentes sean fácilmente tildados de mercenarios por la propaganda gubernamental.

Otra consecuencia, la peor quizás, ha sido el surgimiento de pugnas entre los opositores por la búsqueda de protagonismo y visibilidad, no ante la sociedad cubana, que en su inmensa mayoría ignora la existencia de esos grupos o personas opositoras, sino ante gobiernos, observadores y mecenas extranjeros.

Ciertamente, la ¿evolución? de un proceso de supervivencia toma niveles insospechados y, con el tiempo, va involucrando a actores muy disímiles: putas, jineteros, científicos, generales y doctores, disidentes y opositores.

¿Será que el dinero necesario carece de olor?

¿Será que, al ser necesario, no es necesariamente etiquetable, que no es dinero malo o bueno, si al final compra leche en polvo o un litro de aceite?

Quizás le ha pasado como al oportunismo, al que las oportunidades convierten, para algunos, en aceptable.

Como está sucediendo ahora con otra nueva arribazón, de la que algunos dicen son tontos útiles; otros, que son mediocres con suerte. Parece que aún no tienen nombre definitivo, pero digo que se pudiera llamar a eso la Neo-Izquierda para-Gubernamental y Oportunista.

Esa que no le hace ascos al dinero extranjero, que es igual que el que recibe la disidencia, pero que no es igual, dicen ellos.

Esos fondos que sufragan becas, estancias, entrenamientos, cursos, subvenciones, sitios webs, y hasta donaciones en efectivo; que estimulan, y premian, peroratas sosas, arengas vacías; que llevan, traen y pasean a escribidores de y a por pacotilla.

No se termina entonces de nutrir, esta nuestra nación, de oportunistas, ya sea desde adentro, o desde afuera, que ya se sabe que cruzar las aguas no purifica. Al contrario, que hay algunos a los que pareciera que envilece aún más.

Hay desgraciadamente pocos remedios nuevos para males tan viejos. Pero hay uno que se me antoja particularmente eficaz; es el más efectivo, quizás el único. Y es que los buenos tomen la palabra. 

Que ocupen el lugar que les corresponde, pero que para ello tienen que dejar a un lado los miedos y la obnubilación que produce la doctrina.

Que ahora que es el tiempo bueno, los buenos, repito, sean los nuevos oportunistas; que ellos, insisto, tomen la palabra.

Y las oportunidades, carajo, las oportunidades, que ahora son mayores que nunca.

sábado, 27 de diciembre de 2014

Breve historia de la Humanidad

..y el corazón nunca se detiene, siempre está funcionando, por eso hay que cuidarlo, haciendo ejercicios, alimentándose bien, siendo feliz...”

“Yo sé. Cuando el corazón se detiene, te mueres, ¡te quedas así...!” Y se recuesta en el sofá, los brazos abiertos, los ojos cerrados, y la expresión más plácida a la que un cadaver pudiera aspirar.

“Ajá...”

“Y entonces”, y se incorpora como un resorte, “hay como un angelito, chiquitico, invisible, en el corazón, que sube”, y sus manitas muestran el camino del angel, garganta arriba, “¡y sale!”, y sus ojos se dilatan, inmensos, como asombrados ante su propia historia, mientras sus dedos se abren frente a su cara, como dos rosas blancas, dibujando una pequeña deflagración que surgiera de su boca diminuta.

“Y se va volando, por ahí, hasta que encuentra a la persona adecuada, que no tenga hijos, y se mete dentro del corazón del bebé que va a nacer...”

He dejado lo que estoy haciendo, que de repente ha dejado de ser importante, y no digo nada, ni siquiera un simple y alentador, “¿Y entonces?”, sosteniendo el tenue hilo de la historia que escucho.

“... y entonces nace el bebe, es niño, después es un adulto, un viejo, y todo comienza de nuevo. Como las mariposas...” Y se nos queda mirando, en paz, como si no hubiera dicho nada.

Y entonces yo, que pudiera llorar, recobro mi aliento, me sonrío, y me apresuro a transcribir nuestra Historia, antes de que se me vuelva a olvidar...

jueves, 25 de diciembre de 2014

Revelación tardía de paradoja de un jueves en cámara lenta

Para conocer lo que me interesa, tendría que haber nacido dentro de 100 años. Pero sin la referencia de lo que conozco ahora, ya no me interesaría...

La gota que me derrama el vaso

No voy a escribir que le he perdido el respeto al NYT, porque no es cierto ni justo.

A los que les he perdido el respeto totalmente es a los que escriben los editoriales sobre el tema cubano. Particularmente, a quien quiera que haya escrito este último texto sobre los blogueros “de Cuba”

Particularmente, porque si el escribiente de turno considera que ese sitio de composiciones pioneriles llamado La Joven Cuba y los que ahi ¿escriben? son representativos de algo que se pueda llamar bloguero y blog cubano, es que obviamente, o tiene un gusto pésimo, o no sabe de que está escribiendo.

martes, 23 de diciembre de 2014

Revelación súbita prenavideña con cubo de agua fría incluido

¿Y no parece todo muy pírrico, todas las aperturas, todos los planes, todas las posibilidades, cuando, en realidad, la gente en Cuba no tiene para pagar ni una sola, ¡ni una sola!, de las bondades que el mercado libre tiene para ofrecer?

lunes, 22 de diciembre de 2014

$51.72

Esa cantidad, pues se cargó a mi tarjeta de crédito por arte de un pésimo sitio web de una tienda que, en su variante en el mundo real, es de excelencia.

Me tomó dos llamadas de 20 minutos cada una, y conversar con cuatro representantes, dos de la tienda, y dos del banco, antes de que la restitución de los $51.72 tuviera efecto.

Parafraseando a Reinaldo Arenas, en todos los lugares te dan patadas por el culo pero, aquí, puedes quejarte.

Las caras de la moneda

No sería acertado decir que el Proyecto Cuba Posible, y CAFE, Cuban Americans for Engagement , estén en caras opuestas de una misma moneda.

Cuba Posible, iniciativa cubana, una suerte de think tank, impulsada fundamentalmente por Roberto Veiga, coordinador general de ese proyecto, y el licenciado Lenier González, su vice-coordinador general, y apoyada por un reducido grupo de intelectuales y académicos cubanos.

CAFE, organización esta cuyos miembros son, según su propia definición, “un grupo de cubano-americanos radicados en diferentes estados de la nación norteamericana, que intenta facilitar una nueva dinámica entre EEUU y Cuba"

Veamos:

Ambos grupos dicen abogar por el diálogo y el entendimiento en el conflicto, ya de muy baja intensidad por estas fechas, entre el gobierno de Cuba y el de los Estados Unidos. Y en ese afán, un grupo, Cuba Posible, entreteje en su discurso la intelectualidad, la fé católica, y un nacionalismo a ultranza; el otro grupo, CAFE, declara tener tres objetivos, y los tres son reclamos exclusivamente al gobierno de los Estados Unidos.

Ambas organizaciones, fueron fundadas por personas diferentes, apenas relacionadas entre sí; Cuba Posible radica en Cuba, mientras CAFE opera desde los Estados Unidos; una, con una base de intelectuales de renombre en sus círculos profesionales; la otra, compuesta por un grupo variable, variopinto y semi anónimo; una, que convoca a debate a la intelectualidad cubana; la otra, que cabildea y coquetea entre la Habana y la Oficina de Intereses Cubanos en Washington.

Son entonces dos grupos diferentes que, en realidad, comparten, armoniosamente, un lugar en una misma cara de la proverbial moneda; moneda que ha tenido, en una cara, a partidarios del gobierno cubano, y en la otra a los que se le oponen. Pero que, ya sea en una cara u otra, en ella vamos todos los cubanos.

Cuba Posible se define entonces, en primer lugar - y hay que decir que la definición se alcanza a entender después de abrirse camino a través de una retórica lo suficientemente densa como para llegar casi sofocado al otro lado-, como un espacio para conversar sobre Cuba y algunas de sus particularidades como nación.

En segundo lugar, que es sólo segundo en el orden que aquí se menciona, pues es de facto apostilla imprescindible al primero, este grupo declara de forma implícita que cualquier debate que auspicie Cuba Posible sobre una Cuba posible, aún no necesariamente diferente de la actual, debe ser modulado, en tono y tema, de manera que no moleste al gobierno del General Raúl Castro. Oposición leal, le llaman a esa su doctrina, que a muchos nos suena como lo que diría un esclavo con síndrome de Estocolmo.

CAFE, por su parte, es más explícito y claro en propósito e intenciones: ni siquiera menciona al gobierno cubano en su lista de entuertos a desfacer. Todos los males cubanos, según CAFE, nacen, se reproducen y prosperan fuera de Cuba, en los Estados Unidos, que es, según esta organización, quien debe cambiar, ceder, otorgar y evolucionar.

Cuba Posible es, entonces, el tipo de interlocutor que el gobierno cubano prefiere y tolera: el que lleva un monólogo inofensivo, y no demanda respuestas.

CAFE, por su parte, es simplemente un vocero light de la propaganda gubernamental cubana, con un discurso anti Estados Unidos y pro gobierno cubano, maquillado y entregado como una diatriba conciliatoria.

Así, sin resultados en su gestión que hayan hecho la menor mella en la situación cubana, o en la postura de los Estados Unidos, ambas organizaciones han ido moviéndose al ritmo que ha marcado o que les ha permitido el gobierno cubano. Y así hubieran continuado, sin penas ni glorias, si no fuera porque, para sorpresa de unos y otros, el miércoles 17 de diciembre de 2014, a las 12:01 del mediodía, el Presidente Barack Obama lanzó la moneda al aire.

Y mientras la moneda giraba, enloquecida, en solamente 15 minutos Obama, trazó una raya que marca el antes y el después de Cuba y los Estados Unidos.

Anunció, como plato fuerte, la intención de restablecer relaciones diplomáticas entre ambos gobiernos. Dió a conocer, además, el intercambio de prisioneros que incluyó la liberación de los últimos tres espías cubanos que permanecían en prisión en EEUU, y que durante 17 largos años fueron tema archirecurrente, omnipresente hasta la náusea, y bandera principal de la retórica antiestadounidense del gobierno cubano, junto con la demanda de la abolición del bloqueo económico y comercial a la isla.

Para cuando Obama terminó su alocución, la guerra fria había perdido uno de sus últimos vestigios, y el mundo de los cubanos ya no era el mismo. Y la moneda dejó de girar en el aire, cayó, dió una última vuelta, y se detuvo.

Y en ella se pudo ver que el drama cubano ha superado ampliamente la bidimensionalidad, y que dos lados son ridículamente insuficientes para contenernos a todos.

También sucedió ese miércoles de Historia que Obama, sin siquiera saberlo, le había dado un empujón a Cuba Posible para que se colocara justo en medio de lo más ardiente del debate nacional. Y que, también sin saberlo, había dejado políticamente desempleado a CAFE.

De la inmediata declaración que publicó Cuba Posible posterior a la electrizante intervención del Presidente Obama, y la aguada arenga de Raúl Castro, pues quiero pensar que ese no es el tono que va a marcar el futuro de ese grupo.

Tan sólo digamos que es notable que comience equiparando “la valentía y la altura política de los presidentes Barak Obama y Raúl Castro”, y que a renglón seguido destaque que hay temas importantes que quedan por discutir, nada menos que “bien sintetizados, con claridad y firmeza, por el general Raúl Castro: la soberanía nacional, los derechos humanos, la democracia y la política internacional”.

A pesar del ya mencionado tono de la declaración de Cuba Posible, de la absurda comparación entre la histórica declaración de Obama y la monserga raulcastrense, y del intencional o no sarcasmo ante una situación donde nada menos que el General Presidente estaría dispuesto a discutir derechos humanos y democracia, esta organización debe ser, puede ser, y ojalá sea, un interlocutor importante, osado y creativo en un posible proceso de transición cubano.

CAFE, por su parte, al momento de redactar este texto quizás no salía aún del estupor, y ni siquiera había publicado una declaración en su página web. Para colmo de sus males, su discurso es, a la fecha, obsoleto en la nueva realidad de la relación bilateral Cuba -EEUU.

Las exigencias de CAFE al gobierno de los Estados Unidos han sido mayormente satisfechas, y hasta superadas, por arte de las iniciativas del Presidente Obama, y el compás de espera ha pasado al terreno del gobierno cubano donde, además, es sabido que la crítica, sobre todo viniendo de un ente extranjero, no es bien recibida.

Sin embargo, a pesar de los pesares, hay enormes oportunidades y espacio suficiente en esta nueva era para un importante protagonismo de ambas organizaciones.

Hay mucho por hacer, por ejemplo, por el civismo, por el sentido común, y por el bien de una sociedad adormilada, cuyo lamentable gobierno, que aún permanece en el martes 16 de Diciembre del 2014, sólo atina a calificar las iniciativas del Presidente Obama de “victoria de nuestro pueblo heroico”

Hay un Golem sentado sobre el pecho de la nación cubana que necesita ser exorcisado. Hay que levantarlo, y definitivamente echarlo a un lado, para que los cubanos en la Isla puedan respirar los aires que recien les llegan.

Tanto Cuba Posible como CAFE pueden convertirse en agentes de cambio, en voces fuertes y claras, y ganar un lugar digno y relevante, si deciden convertirse en ese acicate urgente para el gobierno cubano, en la espuela insistente, en los arquitectos que sepan como echar abajo la anacrónica retórica en que están atrincherados el régimen y sus ideólogos.

Cuba Posible y CAFE pueden, en fin, ayudar a despejar los senderos, y ofrecer visión clara, y hombro firme, a una nación que balbucea futuro y que, de una vez, tiene que enfrentar sus problemas.

Porque los problemas de Cuba y los cubanos están, siempre han estado, dentro del país y no fuera, y solo asumiendo esa realidad y ayudando a los demás a hacerla suya, se puede dar el muy dificil primer paso de una transición por demasiado tiempo ignorada y estigmatizada.

Ubicarse en la cara correcta de la moneda, mirar a la cara al gobierno de Raúl Castro, con serenidad, sin miedos y con buenas ideas, es el reto para estos dos grupos, y para cualquier otro que quiera sumarse y contribuir, con responsabilidad, al aún por comenzar largo y tortuoso viaje cubano hacia el mundo contemporáneo.


2015

Yo, y lo digo a cada rato, soy fan de los múltiplos de 5. Inclusive, me gustan más que los números pares, lo que es mucho decir.

También he aprendido a apreciar la mística de esta convención que es el balance y cuenta nueva cuando termina un año y comienza otro. Suerte que tenemos los terrícolas de poder celebrar esta transición, sideral, institucional y personal, algunas decenas de veces en nuestras ridículamente cortas vidas. En otros lugares, pues quizás ni siquiera conozcan las fiestas de fin de año.

Celebren entonces, la vida, tal y como les ha ido tocando, y como la hayan ido domando.

Sean felices, relájense, sean mejores, quieran a los suyos, compartan lo bueno, perdonen a alguien y aprecien las cosas pequeñas.

Les deseo que puedan hacerlo de esa manera y además, por supuesto, que pasen una Feliz Navidad, o lo que prefieran celebrar, y venturoso año 2015 que, como todos los años de los optimistas, es el bueno.

domingo, 21 de diciembre de 2014

De la inercia

Ahora hay quien dice que el gobierno cubano necesita tiempo, que fueron 53 años,oye, que hay que tener paciencia.

Y lo dicen, como si hablaran de un leviatán que se movía por los tiempos a una velocidad de espanto, y que requiere al menos otros 53 años para frenar.

Lo dicen impávidos, y hasta es posible que se lo crean. Talmente pareciera que no se están refiriendo a un gobierno postrado, fracasado, y anacrónico, y a una nación empotrada en un marasmo de desesperanza y arengas, a la que le urge, al fin, un cambio.

¿Paciencia, inercia? No jodan...

viernes, 19 de diciembre de 2014

Fraseología, revisitada

“...El Norte organizado y gentil, que nos aprecia...”

“... E impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América...” Excepto los turistas y los inversionistas, por supuesto.

No se pueden contraer deudas de gratitud... si no se tiene crédito.

¡Señores imperialistas, no les tenemos...! Na, era jugando

Con la ayuda solidaria y desinteresada de la Unión... Americana.

“Mañana entra a la Habana un brutal frente frio que se aproxima desde las costas de la Florida... Eh? Ah, si perdón. Mañana entra a la Habana una fresca brisa primaveral cargada de dulces aromas floridanos...”

“¡Que regresen los... ferrys entre Miami y La Habana!”

“...Apretado, como la plata... en las billeteras de los inversionistas”

“Te lo prometió Marti, Y Obama te lo cumplió. Se acabó”

“¡Esta calle es de...!” Del que sea capaz de repararla.

“Hoy, todos a la Tribuna Anti, Anti.... ¡anti globalización, eso, antiglobalización!”

“¡Pa´lo que sea, Obama, pa'lo que sea!”

“¡Cuba sí, Yankees de Nueva York también!”

“Cuando salí de Venezuela/ de nadie me despedí/ solo de un inversionista chino/ que veía por ahí...”

“Y todo se debe al criminal bloqueo... de los voleibolistas brasileños”

“Te convido a creerme, cuando digo futuro...” Esa se queda igual.

“¡Raúl, seguro, a los yanquis dale el...!” No, esa no, que no es politicamente correcta

jueves, 18 de diciembre de 2014

Miércoles, sin muletas

No es un miércoles cualquiera este miércoles, que a algunos se les atraviesa, y a otros se les quita del camino.

Es un miércoles que se viste de novedad, alegría, histeria, confusión, profetas, sorpresa, desenfreno, expectativas y cautela. Es un miércoles en el que los cubanos oran a Babalú Ayé, escuchan como Obama inaugura lo que parece una Era, y soportan otra arenga de Raúl Castro donde, de haber algo relevante, se debe haber diluido en la algazara por la liberación de los tres espías cubanos que se intercambiaron fundamentalmente por Alan Gross.

Alan Gross, que nunca se imaginó pieza clave en un miércoles cubano. Espías, cuyo retorno pone fin a una desgastada y sosa campaña por su liberación, cuya mayor consecuencia fue llenar paredes, muros y resquicios de Cuba con horrendos carteles y pintarrajas, y cuya restauración es posible que tome al menos el mismo tiempo que pasaron los espías encarcelados.

Casi que me gustan los miércoles ahora, pues después que se pasa esta breve vida esperando que un día comience un deshielo, que aparezca la primera grieta, hasta un lunes sería un día feliz. Pero resultó miércoles el día en que el Presidente Obama decidió anunciar, además del intercambio de prisioneros a la usanza de la guerra fría, la normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos.

Y así, entre los crujidos de este miércoles que se sacude el polvo de medio siglo, en la sobriedad post euforia, ando hurgando en los motivos.

Las razones de los cubanos

He aquí que hay quien no está contento por lo que sucede.

Y no son necesariamente las compañías que monopolizan los vuelos a Cuba, las agencias de viaje o los que medran de alguna manera con las restricciones y el estatus especial de las relaciones Cuba-EEUU, dentro o fuera de la isla.

Son personas, o grupos, que simplemente piensan que el cambio en Cuba debió comenzar por otro lado, por la apertura política, por la instauración de la democracia, lo cual es indiscutiblemente deseable.

Es una actitud, sin embargo, en la que no se piensa, o simplemente se renuncia a pensar, que ni bloqueo, ni presiones, ni el deseo de millones, logró siquiera estremecer medio siglo de inmovilismo y forcejeo politiquero; que lo más deseable es, siempre ha sido, lo que ha sucedido: que pasara Algo.

Y ese algo que pasó, es que el Presidente Obama le ha puesto la bola en la mesa de trabajo a Raúl Castro. Que este haga algo con ella, pues no lo sé. De hecho, lo dudo. Pero lo que es indiscutible es que la monserga del bloqueo y del Gran Enemigo como fuentes de todos los males, pilar preferido de los interminables discursos del anciano apocalíptico (que se debe estar retorciendo de ira y frustración, si bien discretamente, para no caerse de su silla de ruedas) se le está escurriendo entre los dedos a escribidores, voceros, y al General Presidente.

Entonces resulta que la alternativa de los que no aprecian este miércoles en su justa medida es dejar, seguir dejando, que pasen 10 años más de espera, o 20, ó 30, a ver si otro Algo se encarga de un cambio en Cuba. El fin biológico, o un hipotético cataclismo social, o quizás un milagro mayor que el de este enorme miércoles, milagro que llevara la democracia a Cuba, y restaurara todos los derechos humanos que ahora se violan sistemáticamente. Un cambio por arte de birlibirloque y de hipnotismo a distancia.

Es una idea difícil de entender, esa de los que rechazan este miércoles, y prefieren prolongar la debacle cubana a ver si se resuelve por sí sola. Y, como si fuera poco, se les escapa, o dejan escapar con toda intención, una consideración fundamental:

Que a los 11 millones de adentro no les interesa un cambio, una mejora, que no sea en lo que comen o usan.

Que la idea de los cambios necesarios en esa sociedad la entendemos mejor los que estamos fuera de Cuba.

Pero que nos fuimos de Cuba y que, desde aquí, carecemos del derecho moral de decirle a los cubanos de adentro lo que deben hacer; de decirles, oigan, este es el cambio que necesitan, el que decimos nosotros, y no cualquier cosa que haya sucedido este miércoles.

El sendero de los cubanos, de todos absolutamente, hacia otra sociedad y otra Cuba, ha sido esmeradamente minado con resentimientos, desencuentros y extremismos. Y no es tarea sencilla, no ya andar ese camino, si no siquiera comenzar a recorrerlo. El proverbial primer paso del camino más largo es, efectivamente, el más difícil.

No es entonces totalmente reprochable que haya quien simplemente piense que este miércoles ofrezca el extremo incorrecto para zafar el nudo cubano, y prefiera cortarlo, o más bien, esperar a que se desate por sí mismo. Esa es, simplemente, una extraña forma de mansedumbre, unida a la manera en que nos enseñaron a pensar: blanco y negro, enemigo y amigo, David y Goliath, norte y sur, todo o nada, socialismo o muerte. Que se jodan.

Debo decir entonces que, a pesar de los pesares, mi esperanza es que los cubanos de adentro, de una vez y por todas, y a pesar de miércoles de milagro o maquiavelismo, se percaten de que los problemas están, siempre han estado, adentro, y no fuera de Cuba.

Las razones de Obama

Los motivos de Obama siguen siendo un enigma para mí, así como la elección del momento para esta histórica declaración.

Por qué este miércoles, y no otro, de hace uno, o dos, o cuatro años, me pregunto. Y nunca faltará algún sabio que responda a mi pregunta con esa frase, tan cara a los dogmas de la demagogia marxista: las condiciones no estaban dadas. Y probablemente, hasta tenga razón.

Pero, ¿cuáles eran entonces las condiciones ideales de Obama?

¿Esperar a que Alan Gross estuviera en el punto adecuado de deterioro físico y mental, y contar entonces con que el gobierno cubano estuviera presionado por la falta de tiempo en una posible negociación?

¿La certeza de que el desastre venezolano culmina a corto plazo, y que Cuba sabe que va a perder los subsidios?

¿La urgencia en exorcisar el ridículo fantasma de Putin y sus aspiraciones neo zaristas en el traspatio americano?

En cualquier caso, todas se me antojan posibilidades maquiavelicas, válidas, pero no me parecen condiciones suficientes.

Mi hipótesis es entonces que, después de la paliza recibida en las elecciones intermedias, la estrategia demócrata ha sido usar, primero la amnistía migratoria, y ahora el caso Cuba, como par de provocadores codazos en las costillas de los republicanos.

Obama, en su recta final, piensa entonces que los republicanos tendrían que enfrentar la ira de los hispanos, y de al menos la mitad de los cubanos de EEUU, si quisieran deshacer esas iniciativas. Y Obama sabe que eso “no es fácil”, asumir el costo político de tal torpeza.

Pienso entonces que todo ello es, en definitiva, una trampa política, con Cuba y los hispanos de cebo, que puede aniquilar las aspiraciones republicanas por otro buen rato. Y, por lo que se lee, Marco Rubio, Jeb Bush, y previsiblemente Ted Cruz, ya van directamente hacia ella.

Mis razones

Yo, pues qué cojones, yo estoy contento con este miércoles.

No porque piense que algo está resuelto; de hecho, nada lo está, sólo hay intenciones y discursos, unos mejores, otros pésimos. Pero, como me dice un amigo, se parece mucho al principio del fin, o del bloqueo, o de la era mesiánica de los Castros, o de los dos.

Maravilloso miércoles de milagro entonces, en que por fin Cuba está en las Top News de Google, y en que ya hay amigos que pueden y quieren hacer negocios en Cuba.

Maravilloso miércoles de milagro, miércoles que antecede a un jueves, en el que Cuba y Estados Unidos sueltan las muletas y, quizás, por fin, echan a andar.

PD: ¡Y que vivan Cuba y los Estados Unidos!

martes, 16 de diciembre de 2014

Sin prisa pero sin pausa (I)

Me dicen que el bistec de carne de cerdo en Cuba ya se vende a 45 pesos la libra, el doble del precio hace un tiempo atrás.

En los lugares normales, eso se llama 100% de inflación. Pero como en Cuba no hay capitalismo, debe ser el bloqueo...

lunes, 15 de diciembre de 2014

I see you...

Los blogs son cosa poderosa.

Los de Blogger, como este mío, por ejemplo, cuentan con una herramienta llamada Google Analytics, que es como un Big Brother: recoge información, entre otras cosas, sobre quién pasa por aquí, de donde viene, de qué país, ciudad, o región, cuando estuvo, qué tiempo estuvo, qué comentó, qué sistema operativo utiliza, su proveedor de internet, ¡y hasta se ve quién visita en tiempo real y su IP address! Y eso, sin que uno siquiera pregunte.

Y es que la red, y las redes sociales, se parecen cada vez más a la vida real. Y como en la vida real, han comenzado a protegerse.

Ahora, pues ya es posible usar material digital para denunciar, encausar, y condenar delitos que se originan o que dejan huella en la red, como ya ha sucedido en el caso de musulmanes radicalizados, bullies o acosadores.

Así es, nuevos tiempos, nuevas reglas: social networks and blogs see you. And remember you...










jueves, 11 de diciembre de 2014

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Error de apreciación

Veía esa guataco-homoerótica-genuflexa declaración de un pintor cubano acerca de que si Miguel Angel (Buonarotti, no Piña) hubiera nacido en esta aún nefasta era de Fidel Castro, pues no hubiera cincelado un David, sino un Fidel.

Que tipo más optimista, además de anilingoso.

En realidad, de haber tenido Miguel Angel (Buonarotti, no Masjuán) la amarga desventura de haber nacido en esta era, en Cuba, pues su trayectoria más probable hubiera comenzado en la UMAP, para después mesarse los cabellos, sentado al lado de Virgilio Piñera cuando dijo que tenía miedo, y terminar como groupie de Mariela Castro. 

martes, 9 de diciembre de 2014

De la sanaquería

Veamos:

Un reporte del Senado de EEUU sobre los métodos de interrogación y tortura que empleó la CIA en el post 9/11 horroriza y encandaliza a la opinión pública, y es de esperar que también lo haga a todos los progre kumbaya de los que abundan y pululan.

Métodos que fueron utilizados, y es necesario recordarlo, contra miembros de la comunidad más brutal, retrógrada, genocida e hija de puta, que ha traido el oscurantismo y el terror medieval a la época contemporánea: los musulmanes radicales.

Entonces, se supone que uno debe horrorizarse porque lo que hizo o hace la CIA, mientras los  musulmanes radicales decapitan, matan mujeres a pedradas, o les extirpan el clitoris, vuelan por los aires a pacíficos civiles, y amenazan con traer el terrorismo a nuestros países, porque matar no musulmanes y exterminar la sociedad no musulmana es su fin.

Bueno, no es mi caso, yo no me horrorizo. Los musulmanes radicales no merecen ni lo políticamernte correcto, ni humanismo. Son bestias, y como bestias hay que tratarlos.

Por mí, que le dupliquen el presupuesto a la CIA.

Revelación, en medio de la tormenta, y que no sé cómo no se me había revelado antes.

Antoine de Saint-Exupéry es el antepasado de Pablo Coehlo.




domingo, 7 de diciembre de 2014

Ciclo de vida

Clásico

Nacer
Crecer
Reproducirse
Morir

Contemporáneo

Nacer
Crecer
Reproducirse, o no
Sobrevivir
Llegar a la clase media

Entonces, comenzar a alimentarse con quinoa de Perú, que apesta a cemento, abadejo del Atlántico Norte, verduras de California, arroz salvaje de Oklahoma, que sabe a saco, yerbas de nombres exóticos, aceite de oliva extravirgen italiano, y con carne magra de animales que vivieron animalmente felices y fueron sacrificados con suficiente remordimento. Y tomar una copa ocasional de tinto español.

Además, chequeo médico cada seis meses, donde una legión de aparatos ultramodernos te escudriñarán y, junto con la maravilla de la bioquímica aplicada, dirán cuantas cosas están dejando de funcionar apropiadamente en tu cuerpo. Entonces, pues medicamentos para controlar la presión arterial, alterar el metabolismo natural, bloquear la producción de colesterol y manipular la glucosa.

No pueden faltar, por supuesto, agotadores, aburridos y narcisistas ejercicios físicos, para que te libren de todo mal, excepto del exceso de piel flácida y de un infarto fulminante si te excedes. Además, hay que practicar yoga para la calma, pilates para la flexibilidad, y tomar batidos de color verde fosforescente.

De esa manera, con suerte, burlas a la selección natural y, teóricamente, vives 5 años más que lo que te tocaba, a cambio de haber llevado años de una vida artificial y desabrida.

Finalmente un día, para asombro de todos los que te conocen, que dirán “Y lo bien que se veía, tú...”, te mueres sano.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Porque la vida no es un número

Hay algo que se llama Coeficiente de Gini.

En términos generales, es un número que se supone representa la distribución de ingresos en una sociedad. De tal manera, teoricamente, si el coeficiente es igual a cero, todas las personas reciben iguales ingresos, y es una sociedad igualitaria. Si el coeficiente es igual a 1, una sola persona recibe todo y las demás nada, y es un cuento de los Hermanos Grimm.

Miraba yo entonces los coeficientes de Gini de los países latinoamericanos, en diversos años, y veo que Cuba no está en las listas, perdiendo con esto una oportunidad tremenda para encabezar, con un número seguramente cercano a 1, otra lista de logros de la involución.

Y entonces veo que, según este coeficiente, Venezuela es el país más equitativo del continente americano.

Y esas dos razones me hacen pensar que el coeficiente de Gini, o es un número extremadamente frío y aislado de los múltiples matices de la realidad, o es una mierda.


miércoles, 3 de diciembre de 2014

Wishful thinking

Nada mejor se me ocurre para describir el oleaje, que a veces parece marejada, que ha levantado el periodista del NYT Ernesto Londoño.

Pero es algo entendible: es una consecuencia de la soledad y aislamiento que padece Cuba como nación.

En los 17 años que llevo viviendo fuera de Cuba, en México, y luego en EEUU, pocas veces he leido en la prensa algo sobre la isla. Sólo alguna noticia sobre balseros, a veces alguna nota sobre algo mesiánico o delirante que dijo o escribió Fidel o, más recientemente, sobre los médicos cubanos que ayudan a combatir el Ébola en África. Y por supuesto, los editoriales del Londoño en el NYT.

Todos tenemos un ego que alimentar, y el ego colectivo también cuenta. No es extraño entonces que los cubanos aprecien, cuando hay tan poco que decir, que se diga algo sobre Cuba. Hay, siempre ha habido, avidez porque se diga algo sobre Cuba. Por ejemplo, recuerdo cuando llegué Europa del Este, a principios de los 80, y alguien me preguntó sobre Ubre Blanca, y yo pensé, ey, nos estamos haciendo famosos.

Con esto de Londoño, pues sucede algo parecido. O al menos, entre los que la periodista Milena Recio, en un extenso artículo publicado en Progreso Semanal, llama “la mayoría de la población informada en Cuba”, o sea, una parte del grupo de cubanos que tiene acceso a Internet, y que a la vez se interesa por este tema de Londoño. O sea, un grupo lamentablemente pequeño, casi todos para/pro/oficialistas.

Y todo eso sucede mientras la prensa oficial juguetea con ay, lo digo/ay, no lo digo, y por tanto, la otra parte, la mayoría de la población no informada, no sabe nada sobre Londoño, sobre los editoriales, y sigue pensando que el NYT es una de esas cosas del Imperio.

Pero lo más lamentable definitivamente es que, tanto Londoño, que al cabo ni es cubano ni vive en Cuba, como todos los cubanos que pudieran hacer o decir algo sustancialmente más contundente que los desabridos editoriales, siguen poniendo las culpas y las causas fuera de Cuba. Le apuestan todo a que se levante el bloqueo, a la vez que saben que el bloqueo es un recurso preciado, casi un rehén del gobierno cubano, que sabe a su vez que, si se levanta el bloqueo, es el comienzo del fin.

Que se agradezca entonces que alguien se acuerde de Cuba, y que escriba y repita lo que se ha venido escribiendo y repitiendo durante ya más de medio siglo, pues insisto, es entendible, bueno para el ego nacional de la isla estancada.

Pero que se crea que algo va a cambiar por ello es, en el mejor de los casos, wishful thinking. O sea, ingenuo.