miércoles, 21 de mayo de 2014

Hiperpatriotismo de misa dominical

He ahí que la carta que le ha dirigido a Obama un grupo de personalidades, ha convocado, de nuevo, a los hiperpatriotas del bloqueo perpetuo.

Es cierto que la carta, a la vez que hace gala de lo que ha convertido a los EEUU en el país más importante y poderoso del planeta y la historia, es decir, pragmatismo y sentido común, adolece, desgraciadamente, de unilateralidad.

Que el gobierno de EEUU levante todas las sanciones y propicie un intercambio pleno entre los dos países, no va a resolver el problema cubano. Pero sería un buen comienzo del fin: se sabe que, en el momento que el desgobierno cubano se quede sin bloqueo que blandir y sin megaenemigo que invocar, tiene sus días contados.

Pero los hiperpatriotas optan por ripiarse las vestiduras, para después sacar otra bandera cubana y arroparse en ella. Quieren bloqueo, quieren crisis, quieren seguir en su absurdo experimento fallido que ya ha durado mas de medio siglo. 

Y mientras los cubanos moran una Cuba en ruinas, una sociedad desarticulada y disfuncional, los hiperpatriotas, pues en su muelle y democrática vida en el exilio.

Puramente anticastros, sin que les quede espacio neuronal para más nada, esa gente guarda un parecido penoso con la iglesia católica, esa que defiende fieramente la concepción, pero que se olvida rápidamente de los recién nacidos.

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