Cada vez que veo ese gladiolo pienso en los que hoy tienen celular, entran a los hoteles y hasta que pueden vender croquetas hoy o tal vez comprarse un carro le deben a esos gladiolos. Asi como pienso en cuanto abogado negro en Johanesburgo sin saberlo se lo debe a un camagueyano desconocido que se murio en Cuito Cuanavale. La vida es de una ironia cruel que aterra...
Cada vez que veo ese gladiolo pienso en los que hoy tienen celular, entran a los hoteles y hasta que pueden vender croquetas hoy o tal vez comprarse un carro le deben a esos gladiolos. Asi como pienso en cuanto abogado negro en Johanesburgo sin saberlo se lo debe a un camagueyano desconocido que se murio en Cuito Cuanavale. La vida es de una ironia cruel que aterra...
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