¡Office for
Ipad!, ¡qué
maravilla!
Y allá voy yo, a bajar el
caballo de batalla y su vocero, es decir, Excel y Word. ¡Y es
gratis!
Lo abro y, pérate, tienes
que crearte una cuenta en Microsoft, me dice, ajá, dale, y la cuenta
me pide nombre, e-mail, fecha de nacimiento, y hasta teléfono, que
no le doy. Y menos mal que no me pidió el número de Seguridad
Social, me digo, mientras decifro las letras contorsionadas que debo
ingresar para demostrar que I am not a robot.
Y dale para el correo,
pincha el link, que le dice a Microsoft que I am not a robot, y
congratulations, ahora puede regresar a whatever you were doing.
Ah, qué lindos estos
íconos, y que linda la presentación de Excel, mira eso, cuantas
opciones, y abro una hoja en blanco, a ver, unas cuentas de bodeguero
para probar este hermoso Excel y, uhmm, no pasa nada, no me deja
escribir, y entonces noto un cintillo en la parte superior de la
pantalla que dice que esta versión es para solo para ver. Que si
quiero usar las aplicaciones y salvar y eso, pues que debo ingresar a
este link y comprar la licencia y...
Es asombroso lo fácil que
es hacer que la entropía crezca: me llevó como 10 minutos instalar
las aplicaciones, crear la cuenta, verificar que I am not a robot y
tratar de usar las aplicaciones.
Y me tomó menos de 30 segundos borrar las aplicaciones, y eliminar la flamante y recién creada cuenta
en Microsoft.
Ah, capitalismo cruel...
No hay comentarios:
Publicar un comentario