El sábado entré a un
supermercado asiático, regentado, por supuesto, por chinos.
Me impresionaron varias
cosas:
La variedad de pescados y
productos del mar en general.
Hongos secos, en todas
presentaciones, tamaños y tipos.
Un pasillo para productos
japoneses, otro para filipinos, otro para vietnamitas.
Y un pasillo de productos
Goya.
En fin, que la América
nuestra cabe, no ya en un grano de maíz, pero sí en un pasillo
Goya.
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