Entre lo tanto que se lee acerca de
Cuba y las posibles soluciones a sus
problemas, casi todo es de naturaleza radical: se pide borrón y
cuenta nueva, que salga el gobierno actual, que se convoque a
elecciones libres, libertades de todo tipo, etc. Es dinamitar y
reconstruir.
De pronto, leo sobre una polémica que ha desatado una tesis en la Facultad de Periodismo, y la sensación
que recibo es que esos muchachos están tratando de hacer, en lugar
de trabajo de dinamiteros, la labor de delicados cirujanos que
separan tejido canceroso de la carne sana.
Y puede ser este un
trabajo lento, inclusive futil para algunos, pero pienso que es
necesario. El propio asunto de la tesis, desde aqui, parece inofensivo: el submundo de los lugares abiertos donde los homosexuales tienen relaciones sexuales, tratado en el contexto de una carta escrita a Reinaldo Arenas.
Por otra parte, parece extraño que un tema que ha sido sancionado como kosher por la infanta Mariela Castro provoque marejadas en la Facultad de Periodismo.
En fin, no creo que el cambio que la mayoría
queremos para Cuba sea una cura universal. Al
contrario, debe ser una apertura violenta de una caja de Pandora que
lleva medio siglo tapiada y bajo presión.
El desmontaje sereno
e inteligente de esas cerraduras, y el atajo a tiempo de algunos de
los males que vienen, es algo digno de admiración y respeto.
Les deseo suerte, en ese jugueteo con
los censores y lo estancado, la van a necesitar.
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