lunes, 10 de junio de 2013

De los límites

¿Hasta donde sería capaz de llegar yo para proteger la vida de mis hijos?

No lo sé a ciencia cierta, porque los escenarios pueden ser tantos que no los puedo imaginar todos. Pero tampoco se me ocurre algo que yo no haría para preservar la integridad personal o las vidas de mis hijos.

Dicho esto, debo decir que, si se trata de detectar o evitar posibles ataques terroristas, apoyo totalmente asuntos como el monitoreo de llamadas telefónicas, el correo electrónico, la mensajería, las postales de navidad. También apruebo la tortura a terroristas, o a presuntos terroristas, asi como los ataques comandos, el asesinato de líderes de grupos terroristas, el bombardeo, la masacre, y el exterminio.

No me interesa que, para cumplir con ese objetivo supremo que es ver a mis hijos sanos y salvos, se viole la ética, el humanismo, las libertades individuales, los tratados internacionales, soberanías, pactos, lugares sagrados, festividades religiosas, bodas o cumpleaños. Lo único que me interesa es proteger a los míos.

Pienso que con eso soy consecuente con el sentido común, y con el mandato atávico y fundamental que llevamos en los genes, que dicta proteger la especie por encima de todo.

Claro, que si alguien encuentra la forma de terminar la guerra que hay y de evitar, además, la que viene, donde el enemigo ya no está hermosamente localizado e identificado (como extraño la guerra fria, cojones...) sino que ahora está en cualquier país, en cualquier lugar, inclusive sentado a tu lado en un restaurant o colocando una bomba junto al parque donde paseas con tu familia, repito, si alguien encuentra la forma de reunir a todos esos hijos de puta en un lugar remoto y desierto, detonar un artefacto nuclear y salir de ellos de una vez, (aunque no por todas, porque, queridos, eso llegó para quedarse...) quizá entonces podamos renunciar a todas esas medidas que escandalizan a los mismos que se horrorizan al ver gente inocente voladas en pedazos por sicópatas islámicos.



Y claro, si aún bajo las actuales circunstancias todavía quedara alguien atormentado por la violación de sus libertades individuales, o la humanidad de las cosas o eso, pues siempre le quedará la opción de ir a Afganistán, Yemen o Somalia, o próximamente a Siria, a explicar sus razones.

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