Definitivamente estamos en la era de
las series de TV.
Superan a las telenovelas en agilidad,
espectacularidad, y ofrecen una tontería más pasable. Por otra parte, en contraste
con las películas, alargan el disfrute de un par de horas a un par
de meses. Y después de eso, a años.
Porque son, además,
adictivas.
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