Resulta que el carbono puede formar nanoestructuras realmente únicas. Primeramente fueron descubiertos los nanotubos o “cilindros” de carbono, descubrimiento cuya autoría aun está en disputa.

Posteriormente, en 1996, el Premio Nobel fue concedido por el descubrimiento de otra maravillosa estructura: los llamados fullerenos o “esferas” de carbono, el C60.

Finalmente, a principios de este siglo, se logró aislar una estructura que parecía imposible: una lámina de carbono de un átomo de espesor: los grafenos. Y esto mereció el premio Nobel de Física de este año. Conozco gente que debe estar en Cuidados Intensivos en estos momentos...

Sin embargo, a diferencia de los fullerenos y los nanotubos, que han estado dando tumbos por los laboratorios que han tratado de buscarles un uso espectacular (que no ha aparecido hasta ahora), los grafenos probablemente revolucionen la tecnología electrónica, pues tienen propiedades únicas entre las que están, por ejemplo, poseer la mayor conductividad eléctrica que se conoce.
El C está acabando, vaya, y por si fuera poco dos premios Nóbel en practicamente el mismo tema. Único. La Ciencia está de plácemes.
¡¡¡Y que viva el C!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario