Yo soy carnívoro por
naturaleza, y goloso consumidor de pan. O era. Y, de alguna manera siempre
había rechazado las ensaladas. Pero ya no.
Sabido es que la ensalada
clásica, en Cuba, es tomate, lechuga, aguacate, quizás col, pero no
mucho más que eso. Y que esa es, probablemente, la combinación más
aburrida y sosa que se puede concebir. Aunque le pongan pollo a la
plancha, como hacen por acá.
La primera vez que probé
un desvío de la ortodoxia ensaladera fue en México. Una amiga me
sirvió una ensalada que traía lechuga, mango y nueces. Después la
probé con fresas. Y con uvas. Y después fue lechuga romana, nueces
caramelizadas, fresas, aceitunas y jamón serrano.
Pero, a pesar de las innovaciones, a mi paladar de carnívoro le seguían pareciendo poco
atractivas.
Pero pasó el tiempo, y
pasó que me decidí a comer ensaladas. Y, como con todo lo demás
que como, decidí que tenían que ser apetitosas, y saber bien.
Y he aquí entonces que me
fui a un mercado Fairway, e hice provisión de aceitunas verdes,
aceitunas ahumadas, aceitunas curadas en aceite de oliva. De tomates
secos, en aceite y ajo. De alcachofas marinadas. De nueces
caramelizadas. De salmón ahumado. De rúcula, guisantes verdes y
espárragos. De aguacate Hass. De pimientos morrones asados, conservados en aceite. De lechuga y tomate. De cebolla
morada. De maíz pozolero, garbanzos, y judías cannellini. De queso
Feta. De aceite de oliva extravirgen, vinagre balsámico, vinagre de
Lambrusco y Saba.
Y dije, entonces, hagamos
ensaladas como debe ser.
Y en eso estoy...
jeje, eso ya no es ensalada... eso es enSALada!
ResponderEliminarYa me dio hambre!
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