Yasiel Puig, con sus 22
años y sus orígenes palmireños, está a la merced de un huracán
en terreno desconocido que puede llevarlo de la gloria al infierno. Y
aún no lo sabe.
“Spark” Puig no se ha
percatado, porque no habla ni entiende inglés, y por eso no puede
tomarle el pulso a lo que sucede, que en las notas de prensa
aparecen, junto con las alabanzas, frases de disgusto por algunas de
sus actitudes.
Peor aún, quizas no se dé
cuenta que lo negativo tiende a perdurar; lo positivo, pues hay mucha
gente buena allá afuera, y nadie es imprescindible.
Ese muchacho, que me ha
hecho regresar, después de tantos años de indiferencia, a ser
seguidor de la pelota, necesita con urgencia alguien que lo asesore
en relaciones públicas, que le sirva de enlace con un mundo que no
entiende.
Salvar a Puig, caramba,
que el chamaco lo merece, y sus fans también.
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