miércoles, 14 de agosto de 2013

Cubanos: autobombo y realidad

Este post lo comencé a escribir como un comentario a un post en FB, y me extendí demasiado, por lo que decidí colgarlo acá...:

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Los cubanos hemos alimentado nuestro ego nacional con cosas como esas (se refiere a una canción de Maricela Verena). Nos decimos alegres, únicos, nos componemos canciones, frases, slogans; nos pasamos la vida mirándonos el ombligo.

Y por respeto a este espacio publico, y porque no es mi intención ofender a nadie, me voy a abstener de escribir, en buen cubano, lo que en realidad somos los cubanos.

Pero no está de más hacer un poco de introspección:

El cubano es parte del grupo étnico, o cultural, menos exitoso en los Estados Unidos: los hispanos.

Fuera de Miami Dade, muy pocos americanos son capaces de diferenciar, si es que les interesara hacerlo, a un cubano de un centroamericano o sudamericano. Para ellos, todos somos latinos, ciudadanos de segunda, poco educados, ruidosos, vagos, clientes de la Seguridad Social, un grupo social que poco aporta a la sociedad estadounidense, fuera de ser la principal fuente de trabajos manuales poco remunerados. Esa es la triste realidad.

Y, mientras seguimos con nuestro autobombo y la complacencia que nos brinda la Ley de Ajuste, otros grupos, como es el caso de los asiáticos, son los más exitosos (y bienvenidos) en los Estados Unidos. Tal es el éxito de ese grupo que, mientras que el acento español al hablar inglés se asocia a personas poco poco exitosas, de bajo nivel académico, cultural y educacional, el acento asiático se asocia a tecnología y ciencia.

Por otra parte, vergonzosamente, y eso a pesar de ser discriminados, aunque muchos por estar arropados en la vida de guettos no lo noten, los cubanos son inexplicablemente racistas. Tan inexplicable me resulta también que alguien haya creado la frase “Judíos de Caribe” para llamar a los cubanos. Obviamente, esa persona no conoce ni a los judíos, ni a los cubanos.

En fin, pienso que la próxima abolición de la Ley de Ajuste puede influir significativamente en el futuro de los cubanos en EEUU. Si es para bien o para mal, pues depende de lo que haga cada familia cubana en el exilio: tienen en sus manos la posibilidad de insertar a sus hijos en esta sociedad, aprovechando las únicas y magníficas oportunidades que existen, para que se conviertan en personas realmente exitosas y echen la pelea en el terreno de los anglos, y ganen.


La alternativa sería ser, solamente, herederos de una cultura de carnepuerco. Y autobombo.

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