Tiempo ha, en
uno de mis atropellados viajes por Cuba, la profunda,
manejamos un Lada, asmático desde
Santiago de Cuba, pintoresca, por
la carretera costera, tórrida, hasta Guantánamo, feo, fea, (lo siento...), de ocres calles, polvorientas, ordenadas en el
trazado rígido de un campamento militar. Desde allí, sin detenernos
ni a tomar agua, enfilamos por la carretera de La Farola, majestuosa, peligrosa, para llegar a Baracoa, la última, la frondosa.
Si se viaja
temprano, cuando todavía hay oscuridad, hay un punto de ese trayecto,
mientras se va subiendo la ladera de Sierra donde, si se mira hacia atrás, al Sur, se ve un sorprendente lago luminoso en la triste sabana
sombría que va quedando allá abajo. Es la base militar de Guantánamo.
No sé, la verdad,
que hará el desgobierno cubano con ese estéril terreno árido una vez, si
es que llega esa vez, los Estados Unidos devuelvan ese territorio a
Cuba. Pero no es difícil de imaginar.
Lo más probable es
que construyan un monumento de hormigón gris y fálicas vigas de acero, machetes simbólicos, que ya se sabe que es un tema recurrente de por
allá. Y habrá un parque temático, y un museo, donde exhibirán
fotos de Fidel y Raúl, subidos a una torre de vigilancia, mirando por unos prismáticos hacia la base. Habrá también imágenes, y
panegíricos luctuosos de guardafronteras muertos, pero no de los
ahogados en la bahía. Y, por supuesto, sembrarán un bosque de astas
de banderas.
Seguramente
acarrearán a la inauguración a pioneros de Guantánamo. Leerán
encendidos comunicados, y poemas predecibles. Acudirán, presurosos, secretarios de partido, federadas, obreros, sindicalistas, militares, militantes y, de quedar alguno vivo, pues vendrá también algún compañero sobreviente a la gesta del
Moncada, y uno o dos apolillados comandantes.
No podrán faltar tampoco representaciones de las mujeres guardafronteras, ni la FEU, los cedeérre, la ANAP y la Ujotacé. Quizás traigan al Cocoyé, a un regetonero, a Silvio Rodríguez, y hasta es posible que inviten al cuerpo diplomático, con sus pamelas y sombreros de
yarey, no faltaría más. O sí: no podrán faltar los cinco espías,
con sus familias, de honor todos invitados a sentarse en la tribuna
bajo el aplastante sol salino, entre la costa esquelética y el
Caribe Nostrum, justo al borde de la abismal Fosa de Battle.
Se mencionará entonces el genio y la perseverancia del comandante, su capacidad de oráculo, que predijo también ese día. Se cantarán espesas loas a las tradiciones de lucha de Oriente -o de las cinco o seis provincias por separado, lo que estaría rigurosamente apegado a la geografía revolucionaria-, habrá una que otra mención a la Sierra Maestra, al Pico Turquino, quién sabe si a la Gran Piedra, y se recordará tonantemente cuán soberana es Cuba, cuán pequeña, cuán valiente; Cuba, las de las decisiones inquebrantables, en esta hora de los sueños cumplidos, de Maceo, de Martí, de Frank País, Guillermón Moncada, y varias decenas de patriotas más, soñadores todos.
Dos o tres horas más tarde, ya dados los vivas a la Patria, a la Revolución, y al Socialismo, los niños agotados, todos acalorados, las
guayaberas blancas empapadas en acre sudor, impregnados por la brisa del
mar y los vapores de la gasolina, todos regresarán a sus casas, cuarteles y
oficinas, a la disciplinada espera de la convocatoria a la próxima efemérides y las arengas de turno.
Al siguiente día, si se viaja temprano, cuando todavía no amanezca en la majestuosa Farola, y se vaya subiendo la ladera de Sierra, se llegará a ese punto del trayecto donde, si se mira hacia atrás, al Sur, ya sólo habrá oscuridad.
#LoQueTocaElDinosaurio
Al siguiente día, si se viaja temprano, cuando todavía no amanezca en la majestuosa Farola, y se vaya subiendo la ladera de Sierra, se llegará a ese punto del trayecto donde, si se mira hacia atrás, al Sur, ya sólo habrá oscuridad.
#LoQueTocaElDinosaurio
Hola, muy bueno como siempre. Por razones de trabajo, he chocado en la última década, con ex-marines que pasaron por la Base en algún momento de sus carreras y entre las cosas que me han contado, la que más me llama la atención, es la riqueza de la fauna puesto que la caza está prohibida a los soldados. Te imaginas, una fauna que ha estado intacta por casi 100 años. Sería el coto da caza favorito de muchos mayimbes si tumban la cerca...o la única forma de recuperar y repoblar el resto de la isla, si se impusieran el sentido común y la luz. Saludos.
ResponderEliminarGracias Napo. Pues esa no me la sabia, que hubiera tanta fauna. Mi experiencia, pero en la punta opuesta, en Soroa, es no haber visto ni pájaros...
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