Ahora hay quien dice que el gobierno
cubano necesita tiempo, que fueron 53 años,oye, que hay que tener
paciencia.
Y lo dicen, como si hablaran de un
leviatán que se movía por los tiempos a una velocidad de espanto, y
que requiere al menos otros 53 años para frenar.
Lo dicen impávidos, y hasta es posible
que se lo crean. Talmente pareciera que no se están refiriendo a un
gobierno postrado, fracasado, y anacrónico, y a una nación empotrada
en un marasmo de desesperanza y arengas, a la que le urge, al fin, un
cambio.
¿Paciencia, inercia? No jodan...
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