Enrisco:
Después de terminar de escribir esta cosa, me percaté de que me había extendido y decidí ponerla en un post, así que ahí va.
Debo decirte que de pronto tengo la impresión de que pensamos lo mismo acerca de este asunto viajas-no viajas. De hecho, en tu post post-post, en su primer Por Cuanto, está resumido lo que yo también pienso. Nada como haber aprendido a extraer la idea central.
Quiero mencionar, además, que tu post no me incomodó en lo más mínimo, aunque este sea de los temas que me sulfuran en una cuarta de tierra. De hecho, lo califiqué de “más o menos conciliatorio”. Es más, no te incluyo, después de haber leído tu post post-post, en el grupo de los que padecen del Síndrome de la Bailarina Española, a saber:
Harán bien en quitar
La prohibición que lacera;
Porque si vigente estuviera,
No sé, yo no puedo entrar.
La prohibición que lacera;
Porque si vigente estuviera,
No sé, yo no puedo entrar.
Y que me perdone el autor.
Dicho esto, quiero comentar tres aspectos que llamaron mi atención. El primero es que me asombra que pienses que alguien no entendió tu post, el primero. Compadre, si se oía clarito, clarito, inclusive en su cadencia original: “Ta´bien, viajar, claro, pero no sé, que te diría que no dijera otro, en fin, viaja, pero hay que hacer algo”. Y, a velocidad reducida, Koniec.
Vaya, es como decir: “No consuman tanta gasolina, vamos a por el Perpetum Mobile”. Koniec, despacito otra vez.
Es decir, la idea central de la idea central es lo que muy bien expones en el Quinto Por Cuanto de tu post–post-post: más que hacer algo, el meollo es cómo hacerlo. Yo pudiera hacer algo, quizás poner la foto de Zapata Tamayo en mi blog, pero no sería honesto conmigo mismo, por razones sobre las que no me voy a extender. O pudiera poner una bandera cubana con cadenitas. O algo así. Pero estoy abierto a proposiciones.
Mi segunda sorpresa, o más bien la primera, si seguimos un orden cronológico, es, indiscutiblemente, el pitazo implícito en tu primer comentario. Vaya, es que sonó a “¡Tú no saequién soy yo, yo soy Enrihco en labana, paquesepa!”. O en Nueva York, para ser más precisos. Pero inmediatamente deseché la implicación, no creo que esa haya sido tu intención, sobre todo después de leer el Cuarto Por Cuanto de tu post post-post, donde recuerdas que eres un acérrimo crítico de la guapería criolla.
La tercera sorpresa, parte de la segunda por cierto, es que, ante tu grito de ”¡Yo me apunto!”, me quedé sin palabras. Enrisco acaba de dar el paso al frente, me dije boquiabierto (lo dije mentalmente, claro, pues con la boca abierta no se me hubiera entendido la frase), que haré yo ahora, antihéroe, cubano que salió echando, corriendo, de donde sacaré la valentía para ser el segundo en esa lista que yo mismo convoqué, y tomé el teléfono, casi te llamo, pero entonces leí tu segundo comentario. Y mi alma, trémula y sola, dejó de padecer. Y decidí entonces responder a tu amable visita a mi blog.
Y ahora a 33 rpm: a estas alturas debes ya haber entendido que no hay animosidad alguna en mí. Y, aunque respeto las libertades individuales, no te cojas la trompetilla para ti.
Bueno, te sigo leyendo entonces y espero que la nevada te haya sido leve.
siempre me alegra confirmar ese viejo dicho de que la gente hablando se entiende. creo firmemente en eso y por eso hablo mas de lo que debo. si te dejé el telefono es porque confio mucho en la comunicacion privada y sin testigos que siempre trae mas sosiego y entendimiento que la otra. y porque si no nos conocemos, siendo cuasi vecinos (West New York, mi barrio, queda en NJ. a NY voy a trabajar y a todo lo demas) pensaba que no era mal momento para hacerlo. tengo muchos amigos que van a Cuba y a los que nunca se me ha ocurrido discutirle el derecho a ver a su familia y su país. en cambio he discutido mas de una vez con los que piensan de manera contraria porque no pienso que el problema este en viajar a Cuba o mandarle dinero a los familiares sino en la resignación de que tanto a los que viajan como a los que no nos priven de nuestros derechos. Y la solución creo que debemos buscarla entre todos pero no suelo pedirle a la gente que haga cosas que yo mismo no este dispuesto a hacer en las mismas condiciones. De hecho no me gusta pedir nada a nadie pero creo que es un buen momento para intentar resolver un problema que nos afecta a todos y salir de la comodidad del “yo sí que no…” o el “yo sí que sí” que nos mantiene en este punto muerto. Ya tienes mi teléfono por si quieres llamarme pero tampoco te sientas obligado a hacerlo. Recibe un abrazo de, enrique
ResponderEliminarEnrique, lo que no te imaginas es que ya yo tenía tu número; tú me lo ofreciste con gran amabilidad y es algo que recuerdo con gratitud. Tú no te acuerdas porque yo no existía en ese tiempo.
ResponderEliminarYo voy poco por la city, por razones de tiempo fundamentalmente, pero un día de estos te hecho una llamada.
Un abrazo
no hermano: todos existimos. el que crea otra cosa esta perdido. yo tengo mala memoria para los nombres y las circunstancias pero las caras no las olvido. abrazo.
ResponderEliminarVoy a meter la cuchareta, pero con la mejor de las intenciones. ¡Que viva el diálogo, carajo!
ResponderEliminarEso
ResponderEliminarsi se les ocurre alguna idea, dejenosla saber, yo me apuntaria con gusto. saludos, panchito.
ResponderEliminarel problema comienza en el aeropuerto de cada ciudad. verifican el pasaporte cubano y la habilitacion, independientemente de la linea aerea en la que viajes, ya sea cubana, air canada o aeroflot. estan entrenados para si no tienes habilitacion no puedes viajar. vaya, eso por si se nos ocurre irnos todos con nuestros pasaportes de verdad solamente (me refiero a pasaportes alemanes, canadienses, espanoles, etc)
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