No es mala la intención del artículo.
Tampoco son del todo malas las ideas del que lo escribe, aun cuando puedan ser impracticables, o ineficaces, o ambas cosas; pero es, al fin y al cabo, sólo una proposición. Pienso que inclusive pudieran listarse 10, 15, 30 cosas más por hacer, si se tratara sólo de eso. Pero, digo, pero… en fin, veamos:
En primer lugar, no es Cuba la que puede hacer algo; Cuba es un concepto muy general compuesto por partes divorciadas, disfuncionales, y cada una de ellas tiene cosas muy diferentes de las que encargarse.
Es el desgobierno cubano, por ejemplo, es el que tiene que hacer algunas cosas, no muchas, por cierto; ni siquiera creo que lleguen a 5; solo una, quizás. A los cubanos, a los de adentro, les tocaría entonces hacer todas las demás; una sola, probablemente.
Cuba, como nación, como desafortunado trozo de tierra asfixiada, entre otros, por un calor de espanto,, es sólo una víctima, no un actor; es en todo caso un páramo, un escenario en ruinas, que apenas sobrevive a los dirigentes y dirigidos que alberga. Y no se le puede pedir más, a no ser que sea que se hunda en el mar, como le sugiriera el trovador en un momento de revolucionario paroxismo.
Entonces, la primera “cosa por hacer” que sugiere el artículo, es enviar una “amplia y representativa delegación de la sociedad civil (cubana) a la Cumbre de Las Américas”.
Que vayan para allá, dice el autor, de la mano, quizás hasta en el mismo avión, digo yo, tirios, troyanos; que sea aquello una representación de la “robusta sociedad civil” (¿?), que le asegure a los Estados Unidos (¿¿??) que es realmente representativa la supuesta delegación; que no se limite la participación a opositores y a organizaciones paragubernamentales -¿quién más va en ese feliz viaje, entonces, pregunto yo?- y seguidamente, dice el autor, que debe ir también nada menos que el más tibio de los tibios: la Iglesia.
Ya impulsado loma abajo, continúa y dice que el Estado cubano, el más tirano de los tiranos, y la dicha Iglesia, deben convocar a todos los grupos y puntos de vista para que allá vayan en feliz comunión, y no eclesiástica precisamente, a demostrar –al gobierno de los Estados Unidos, dice de manera implícita, hazme tú el favor- no sé qué exactamente.
En fin, ya lo decía: el asunto es que no parecen ser del todo malas las ideas, sino que no parecen ser del todo buenas.
Avanza entonces el artículo, desgranando propuestas, esta vez de que Cuba (otra vez) debe cooperar con la Cruz Roja, con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, debe ampliar el acceso a internet –y se me ocurre que la disidencia de la conectividad pudiera ir también a la Cumbre de las Américas; al cabo daño no va a hacer, por ejemplo, acusar a la pobre ETECSA de tener los dueños que tiene-, y sigue adelante diciendo que el desgobierno debe facilitar el comercio del sector privado cubano (que no se llama así: se llama cuentapropismo, que en inglés quizás será “the selfisness”… ¿O no?. En fin, eso) con los Estados Unidos. O sea, que el generalato, descendientes y adjuntos deben compartir el pastel del que ahora se sirven con exclusividad y amplia cuchara. Cómo no, ya lo creo.
Culmina entonces la lista de las 5 cosas (debo admitir que esto del número 5 me produce cierta desazón) cerrando todas las posibilidades anteriores, y las futuras que adicionalmente pudieran ser incluidas tal vez en otro artículo, al proponer que Cuba, el desgobierno, los tirios, los troyanos, los tibios y los tiranos, trabajen, cooperen, nada menos que con los Estados Unidos en, go figure, reorientar los programas de democracia.
Vamos, es bienintencionado el señor LeoGrande, pero no sabe que mencionar democracia enfrente de la gerontocracia y sus larvas equivale a cagarse cubanamente en sus putas madres.
Siento entonces que debo acudir en su ayuda, y mostrarle mi propia cuenta, mi simplista y breve lista; me atrevo con toda humildad a sugerirles al autor, y a sus lectores, que consideren por favor mi propuesta:
Se precisa hacer una sola cosa, y es precisamente esa que el autor del artículo dice NO se debe esperar: que el desgobierno aproveche su poder asfixiante, desmantele el sistema político, y adopte la democracia electoral pluripartidista, y no por mejorar relaciones con Estados Unidos, no por un aplauso internacional, sino porque eso es lo que decencia demanda.
Y si así no lo hiciera el desgobierno –y no lo va a hacer-, entonces los cubanos deben hacer esa sola cosa que les corresponde: sacar a patadas por el culo a esa gente del poder.
Sin embargo, me temo, tampoco los cubanos van a llevar a término tamaña hombrada, por lo que sólo les quedaría, para su consuelo, “5 cosas que Cuba puede hacer para acelerar la normalización de las relaciones con EEUU”
Pensándolo mejor, quizás el autor del artículo no es tan ingenuo nada…
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