miércoles, 4 de junio de 2014

De cómo surgen los tiranos

“¡Yo quiero dos Oreos!”, dice él.

“Uno...”, dice ella.

“Yo creo que ninguno, porque comiste una chambelona en la tarde...”, dice el otro.

“¡Pero yo quiero Oreos!”, dice él, la expresión seria.

“Mira”, dice el otro con expresión docta, “Este es el país más libre del mundo, donde, cuando hay que tomar una decisión, se hace una votación. Por ejemplo, nosotros votamos por el Presidente, senadores, gobernadores...”

“¡En la escuela hicimos una votación! Votamos en la clase de gym por jugar con las pelotas o con (ininteligible)....!”, dice él.

“¿Con qué?”, dicen a coro ella y el otro.

“¡Con (ininteligible)....!”, dice él.

“Uhmm... OK. Bueno, entonces ya sabes la utilidad que tiene una votación. Vamos a votar entonces en ese asunto de los Oreos... ¿Quién está a favor de que sean dos Oreos?”

Él

“¿Quién está a favor de que sea un Oreo?”

Ella, y el otro, que cambió su voto a última hora.

“Entonces, por mayoría, te toca un Oreo...”

Silencio, y él la mira a ella, y al otro, y dice con seriedad:

“No me gustan las votaciones...”, puchero, “¡NO ME GUSTAN LAS VOTACIONES!”, Y un par de lagrimones le corren por las mejillas.

Risas, y que sean dos Oreos entonces, de manera excepcional, porque el corazón se ablanda como un Oreo mojado en leche.

Y así, en aras de la paz, la tranquilidad, y la felicidad, se dió una situación excepcional,especial, temporal...

Como esos eternos argumentos que soportan las tiranías.

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