"Jones...", y le marco a mi esposa, que anda en la peluquería.
"Oye", me dice, como si fuera posible no oirla, pues le pone extra volumen a la voz para imponerse al ruido de fondo que hace la parafernalia de la belleza, "Busca el cartelito, la pantallita electrónica , seguro hay una, ahí esta el precio de verdá...!!!"
Y palabra santa. Frente a mi, justo a la altura de los ojos, para que no pasara inadvertido, está el cartelito, la pantallita, que dice, entre otras cosas, que, lo que estaba a 110 USD, ha sido ahora rebajado a 66 USD.
Y yo tengo, además, un 20% de descuento que llegó por correo, y un bono por 10 dólares que me dieron en la compra anterior, por haber comprado mercancía por encima de los 50 USD.
Tocao.
Y entonces en la caja, pues 66, menos 10 dólares, que son 56, menos el 20%, que son 11 dólares majomenos, por tanto el precio final, de los iniciales 110, queda en 45 dólares. Cuenta de buen comerciante.
Y me voy con la sensación de haber hecho un buen negocio, habiendo pagado por el abrigo probablemente 40 dólares mas de lo que costó hacerlo, transportarlo y almacenarlo, incluyendo impuestos.
Ganar-ganar, dicen los que saben de esto. Con anestesia, para que no duela, digo yo.