martes, 20 de agosto de 2013

Citius, altius, fortius... ¿pero no tanto?

No entiendo porqué los atletas no pueden doparse.

El deporte es, esencialmente, un espectáculo de proezas físicas. Lo que atrae, lo que asombra, lo que se disfruta del deporte, es lo que pueden hacer seres humanos dotados con talento y habilidades físicas excepcionales.

No entiendo entonces, repito, porqué esos atletas no pueden potenciar su talento natural con el dopaje.

Sin el dopaje el rendimiento físico de los atletas tiene un límite, al cual se han ido acercando asintóticamente con el pasar del tiempo.

Ahí está el record de Sotomayor, las carreras de velocidad, los jonrones, la resistencia, todos los records estancados de alguna manera, y la humanidad que sigue el deporte pendiente de mejoras que cada vez más están en el orden de las centésimas y milésimas.

Nadie recuerda quiénes fueron los que llegaron en segundo lugar en los Tour de France que ganó Lance Armstrong. A Mark McGwire se le recuerda por haber implantado un record de jonrones, para deleite de los fans. Alex Rodríguez sigue siendo tremendo pelotero.

Yo quiero disfrutar que los atletas lleguen más alto, sean más rapidos, sean más fuertes.

Y lo que yo quiero ver es a un ser humano saltando por encima de los tres metros, corriendo 100 metros en 6 segundos o bateando 150 jonrones en una temporada.

Y si para eso tienen que doparse, adelante

¿Por qué no?


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