sábado, 27 de diciembre de 2014

Breve historia de la Humanidad

..y el corazón nunca se detiene, siempre está funcionando, por eso hay que cuidarlo, haciendo ejercicios, alimentándose bien, siendo feliz...”

“Yo sé. Cuando el corazón se detiene, te mueres, ¡te quedas así...!” Y se recuesta en el sofá, los brazos abiertos, los ojos cerrados, y la expresión más plácida a la que un cadaver pudiera aspirar.

“Ajá...”

“Y entonces”, y se incorpora como un resorte, “hay como un angelito, chiquitico, invisible, en el corazón, que sube”, y sus manitas muestran el camino del angel, garganta arriba, “¡y sale!”, y sus ojos se dilatan, inmensos, como asombrados ante su propia historia, mientras sus dedos se abren frente a su cara, como dos rosas blancas, dibujando una pequeña deflagración que surgiera de su boca diminuta.

“Y se va volando, por ahí, hasta que encuentra a la persona adecuada, que no tenga hijos, y se mete dentro del corazón del bebé que va a nacer...”

He dejado lo que estoy haciendo, que de repente ha dejado de ser importante, y no digo nada, ni siquiera un simple y alentador, “¿Y entonces?”, sosteniendo el tenue hilo de la historia que escucho.

“... y entonces nace el bebe, es niño, después es un adulto, un viejo, y todo comienza de nuevo. Como las mariposas...” Y se nos queda mirando, en paz, como si no hubiera dicho nada.

Y entonces yo, que pudiera llorar, recobro mi aliento, me sonrío, y me apresuro a transcribir nuestra Historia, antes de que se me vuelva a olvidar...

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