domingo, 7 de diciembre de 2014

Ciclo de vida

Clásico

Nacer
Crecer
Reproducirse
Morir

Contemporáneo

Nacer
Crecer
Reproducirse, o no
Sobrevivir
Llegar a la clase media

Entonces, comenzar a alimentarse con quinoa de Perú, que apesta a cemento, abadejo del Atlántico Norte, verduras de California, arroz salvaje de Oklahoma, que sabe a saco, yerbas de nombres exóticos, aceite de oliva extravirgen italiano, y con carne magra de animales que vivieron animalmente felices y fueron sacrificados con suficiente remordimento. Y tomar una copa ocasional de tinto español.

Además, chequeo médico cada seis meses, donde una legión de aparatos ultramodernos te escudriñarán y, junto con la maravilla de la bioquímica aplicada, dirán cuantas cosas están dejando de funcionar apropiadamente en tu cuerpo. Entonces, pues medicamentos para controlar la presión arterial, alterar el metabolismo natural, bloquear la producción de colesterol y manipular la glucosa.

No pueden faltar, por supuesto, agotadores, aburridos y narcisistas ejercicios físicos, para que te libren de todo mal, excepto del exceso de piel flácida y de un infarto fulminante si te excedes. Además, hay que practicar yoga para la calma, pilates para la flexibilidad, y tomar batidos de color verde fosforescente.

De esa manera, con suerte, burlas a la selección natural y, teóricamente, vives 5 años más que lo que te tocaba, a cambio de haber llevado años de una vida artificial y desabrida.

Finalmente un día, para asombro de todos los que te conocen, que dirán “Y lo bien que se veía, tú...”, te mueres sano.

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