Sustituye a Mariano Murillo, llamado en su momento el zar de la economía cubana y cuyas habilidades como economista y estratega no le alcanzan para vender agua fría en el desierto.
El señor Murillo es además vicepresidente del gobierno y jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo (vaya nombre, que parece sacado de una sesión del PCUS de los años 60) y en lo adelante se va a dedicar a “(concentrar) sus esfuerzos en las tareas vinculadas con la actualización del modelo económico y social cubano, aprobadas por el VI y VII Congresos del Partido”.
Hay trabajos que dan lástima, la verdad...
Y títulos nobiliarios que es mejor prescindir de ellos...
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