Tomaría el tren, me iría a Manhattan, tomaría el metro, caminaría un par de cuadras y, por veinte dólares, escucharía que tenía que decir Yoani Sánchez. Le haría, además, una pregunta, y después me regresaría a casa. Una sola pregunta, con una buena respuesta, era todo lo que me compulsaba a abandonar la paz del suburbio y mi tarde-noche de lunes.
El plan tenía varios días de trazado, con la venia -y la coletilla ¿de verás te interesa eso?- de mi esposa; pero los lunes, ¡ay, los lunes!, siempre se entrometen: al llegar esa tarde a la casa, y pensar en una hora en tren, una o dos horas de charla, otro viaje en tren, regresar somnoliento, cansado, con la perspectiva de un martes en la puerta, pues la idea de quedarme en el sofá, viendo en el DVR el último capítulo de The Walking Dead, comenzó a parecerme más y más atractiva.
Cuando al fin la pereza y el lunes me tomaron por asalto, le escribí a una amiga que, ¿sabes qué?, no voy. “Estás viejito...”, me respondió, y yo que no, que los viejitos no ven The Walking Dead, pero algo de razón tenía ella, hiperactiva, casi socialité, que aprovecha hasta la última gota de los zumos que ofrece Manhattan y su vida cultural. Viejito entonces, pues todavía no; apático, en ocasiones; excéptico, por método. Además, era lunes.
“Pero, si quieres, me dices tu pregunta, y yo se la hago...”, me dijo, me escribió, diligente, mi amiga.
De haber ido, y haber escuchado con cortesía la intervención de Yoani Sánchez, y haber esperado mi turno para satisfacer mi curiosidad, mi pregunta, que mi amiga tuvo la amabilidad de formular, hubiera sido, y fue:
Si el mes que viene Raúl Castro decide legalizar el pluripartidismo y convocar a elecciones libres, ¿quién cree Yoani que, de la oposición, puede ser Presidente, vice, quién pudiera estar en una cartera de ministros capaces de armar un programa de gobierno y sacar a Cuba adelante?
¿Puedes mencionar nombres, o grupos cuya agenda vaya más allá de “¡Que se vaya Raúl!”?
“Tú me quieres meter en problemas", me cuenta mi amiga que le respondió Yoani, “Preferiría que fuera alguien del cubano de a pie. Alguien totalmente desconocido que lo único que quiera sea mejorar”, dice que remató.
Mi noche de lunes terminó como muchas otras. Diferente, si acaso, en que me ahorré veinte dólares -cuarenta, pues el tren no es gratis. Y por si fuera poco el capítulo de The Walking Dead, como siempre, estaba interesante.
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