miércoles, 5 de noviembre de 2014

Lo que dejó la marea (electoral)

He aquí que el descontento o, en mi opinión, el miedo, le pasó la cuenta a Obama y los demócratas.

A estas alturas nadie recuerda que la administración demócrata de Obama sacó al país de la recesión ni que mató, por fin, a Bin Laden. No es la hora de las cosas buenas.

Lo que cuenta ahora, pienso, es el desastre de Iraq, que pende como una sombra vergonzosa sobre no sólo esta, sino sobre varias administraciones norteamericanas. La inganable, tácitamente perdida guerra en Afganistán. La tibia respuesta al ISIS y al terrorismo internacional. La pasión por lo politicamente correcto, que hace ver al país vulnerable ante el Ébola. Putin que por comparación, con sus delirios de neo zar postcomunista, hace ver a Obama como un presidente indeciso y errático en su política de Presidente de la primera (¿por cuanto tiempo aún?) potencia mundial.

A eso se le une el Obamacare, que parece socialista, y que a muchos no gusta. Y está, por supuesto, la cuestión de la inmigración ilegal, aún por resolver. En resumen, hastío por ocho años de Obamismo.

Entonces, pues aquí están los republicanos, dueños del poder legislativo, y listos para hacer que la última etapa de Obama sea un infierno.

Y si hay que dar crédito a que estas elecciones son un termómetro de la elección presidencial, pues tendremos Presidente republicano.

Esa es la maravilla de la alternancia en la política: no me gusta tu gestión, pues te vas, y que venga otro. Dialéctico hasta la médula.

Sin embargo, creo que es ingenuo pensar que con los demócratas se van todos los problemas, y que a cambio aparecen entonces todas las soluciones, en este caso republicanas. No hay que olvidar, por ejemplo, que el actual desastre en el Medio Oriente, con sus repercusiones a nivel regional y global, lo originaron precisamente administraciones republicanas.

Bienvenida entonces la nueva etapa, que la renovación siempre es buena.

Y no le hagan mucho caso, sobre todo los hispanos que hoy celebran el triunfo del GOP, a ese republicano que a través de la ventana mira a su jardinero inmigrante, y agita el dedo diciendo “Vas a ver...” Eso, pues es sólo parte del paquete.

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