El tema, tampoco para
desperdiciar, sobre todo porque el título era prometedor: Cambio de la mentalidad en Cuba. Pero, predeciblemente, parece que no pasó de
la promesa, y el reportero incluyó, muy atinadamente, signos de interrogación..
Y por lo que se lee, todo
giró alrededor de hasta cuanto se debe cambiar pero, sobre todo,
como frenar la velocidad del cambio.
Y he ahí que el psicólogo
Calviño regaló esta espesa frase, que tiene más yerba que un solar yermo:
“El cambio no significa que cambiemos la economía y ya, todo se va a dar. La producción de cambios objetivos reales cambia la subjetividad, pero hay dos problemas: uno, que hay que producir esos cambios; dos, que no podemos prever qué subjetividad se va a generar. No hay ecuación.
Lo que sí necesitamos es la mediación de posibilidades y condiciones que favorezcan que la gente sea feliz; favorecer nuevos sistemas de relaciones sociales, de trabajo, de producción. Pero solo favorecer, no podemos teledirigirlos”
Por otra parte, el liberto
Esteban Morales, al parecer también presente, se declaró
disidente, y no contrarrevolucionario, aclaró feliz, sin percatarse
de nuevo que hace un buen tiempo que contrarrevolucionario, en Cuba,
es lo más revolucionario que se puede hacer.
Yo creo que la próxima
vez mejor no invitan a nadie.
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