miércoles, 22 de mayo de 2013

Fisno el menú...


Miraba este volante que publica Penúltimos Días, destacando al parecer que la persona promocionada (lamento no conocer su música) ha descendido en su carrera por tocar en un restaurant.

Por cierto, algo me hace pensar que una supuesta réplica destacaría que el cantante se gana ese dinero que le pagan, que no lo mendiga, pero en fin, a lo que voy: los menús.

Primero, pan con aceite, que a pesar de los apellidos, es pan con aceite. Para eso, hay que tener talento o desparpajo.

Los entrantes y platos principales tienen descripciones a lo Food Network, como los títulos nobiliarios del puré de malanga. O el toque enigmático, con algo que se llama picaditas de rosa de jamón serrano, que parece enfermedad de la piel.

Pero lo que realmente es un homenaje a lo elemental es la última oferta del menú: una copa de vino o líquido. Un líquido. No sólido, no gas, sino líquido.

Casi que uno espera que te sirva la comida un profesor de física en lugar de un mesero.

En fin, cosas de la transición, supongo.

Y me dió hambre...

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