El problema,
obviamente, no es buenafé.
Buenafé es sólo un
duo mediocre que canta canciones empalagosas con música fácil y
letras seudopoéticas que han calado en buena parte de la juventud
cubana, su único público, y cuya alternativa es el regetón.
El problema es el
haber crecido con la idea de que es romántico e inspirador ir a
escuchar conciertos donde decir que la cosa está mala es un acto de
suprema rebeldía, a la vez que una pancarta con la imágen del Ché
ondea en el escenario.
El problema es
emigrar por hambre, lo cuál es entendible, pero no adecentar la
mente, lo cual es inadmisible.
El problema es el
mal gusto, la nostalgia, los buenos recuerdos, la indiferencia, la
indecencia, la doctrina, el hombre nuevo, el yo no me meto en
política, pero mejor vivo en los Estados Unidos.
El problema está en
invocar enmiendas y libertades, que son el fundamento de este gran
país, para camuflar que dos tipos, o tres o cuatro, vengan a hacer
dinero a costa de la nostalgia. Libertades que, por supuesto, no les
pertenecen.
Y claro, el problema
es la indecencia (¿ya lo había mencionado?) de quién lucra con
todo eso, aunque en última instancia, ese es el capitalismo: vender
lo que la gente compra.
El problema también
es, por supuesto, la quinta columna: los que apañan, edulcoran,
maquillan, comulgan, los que siendo lacayos se venden como
reformistas, los que aprendieron a redactar con gran vuelo para
narrar la infamia como si fuera cosa inteligente, los que hablan de
fomentar lazos cuando se trata de cobrar en dólares, los que desde
los magnánimos Estados Unidos hacen un reportaje en vivo de un
concierto mediocre, porque Cuba sí, yanquis no.
Y el problema es la
nación. Fragmentada, sin líderes, sin valores, sin un día patrio,
ajena a sí misma, con la sociedad y la economía en harapos, sin
incidencia en nada que valga la pena, sin científicos ni
intelectuales de clase mundial, sin haber hecho nunca un aporte
tecnológico a un mundo hiperdinámico del que la separan décadas.
Nación dividida en un par de trozos que van a la deriva, una nación
que apenas tiene importancia, que ni siquiera es capaz de ser nación.
Nación que es apenas un gentilicio.
El problema obviamente es
todo eso, y es uno solo. El problema somos nosotros, los cubanos.
Y a mí me da pena.
Y a mí me da pena.
Brillante. Este es el comentario que leí.
ResponderEliminarGracias Armienne
EliminarExcelente. Tambien su replica a los cafeteros castristas. Saludos.
ResponderEliminarasi mimitico
ResponderEliminarExacto. Ni más ni menos.
ResponderEliminarY luego hay que sentirse orgullosos de ser cubanos! Le ronca!
Gracias!
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