Los caballeros
medievales son realmente el arquetipo de la nobleza y la hombría.
Tal es así que la palabra caballerosidad les pertenece, sin
discusión, como denominación de orígen.
Precisamente esa
caballerosidad los llevaba a lanzarse tras una mano que agitaba
lánguidamente un pañuelo, tras una silueta apenas vista en
lontananza, diminuta imágen distante, tras fosos, murallas y
dragones; allá, en lo más alto de la más alta torre, había una
dondella que necesitaba ser rescatada.
Y, cuando al fin vencían
todos los terribles obstáculos, después de haber apostado su vida
en un rescate que parecía imposible, llegaban a aquella recámara
remota, y se lanzaban a los pies de su rescatada, levantaban la
vista... y allí estaba la mujer más fea del reino.
Es probable que la frase
“está para los cocodrilos” se haya originado por entonces,
cuando una que otra damisela fuera lanzada al foso, repleto este de
esos hambrientos reptiles.
Pero no siempre fue este
el caso, y resulta que un caballero desmemoriado, olvidando que los
caballeros no tienen memoria, dejó constancia de su primer atisbo de su doncella.
Y yo he obtenido ese
material de archivo, el cual coloco aquí, como tributo a la caballerosidad.
Me encanta el detalle del escobillón, que medieval no será pero robusto sí que se ve. Además, princesa hacendosa vale por dos.
ResponderEliminarEso, hacendosa...
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