miércoles, 23 de octubre de 2013

Acerca de "Máquina de enojos"

Dentro de las cosas que estuve rumiando la tarde-noche de ayer, está “Máquina de enojos”, el último artículo que publica Carlos M. Álvarez en OnCuba, autor y sus artículos que no me canso de recomendar.

Y es que detrás de la prosa sabrosa con que está escrito el texto hay una idea central, tan antigua como el romanticismo, o la falsedad humana, depende de quién venga dicha idea: ha de hacerse lo que uno quiere por vocación y entrega, y no por dinero.

Me recuerdo inevitablemente de algo, que debe ser apócrifo, y que es bastante radical y polémico, y que dice que el que no es de izquierdas a los 20 años no tiene corazón, pero el que a los 40 lo sigue siendo no tiene cerebro.

Es decir, que se considera que en cierto momento el cinismo existencial debe sustituir al romanticismo soñador.

Es imposible vivir en este planeta, siendo parte de la biósfera, o de cualquiera de las sociedades que tenemos alrededor, y permanecer ajeno a las necesidades materiales. Hay que comer, beber, cobijarse, moverse, interactuar y vivir.

Eso se traduce en comida, agua potable, ropa decente, casa, carro, computadora, celular, internet, conectividad, entre otras muchas cosas. Y todo ello se adquiere con dinero. La alternativa pues sería ser un santón en Varanasi, y sobrevivir gracias a la caridad pública.

¿Que hay desalmados que venden su alma al proverbial diablo por dinero o su equivalente? Es cierto, siempre los ha habido y habrá, pero basta con saber que no se es uno de ellos.

No hay nada novedoso ni interesante en tratar de minimizar la importancia de ganar dinero. No hay nada malo en ganar dinero con nuestras habilidades y talento y, mientras más, mejor. No hay nada malo en ser romántico, pero no hay que exagerar.

Y no hay que perder de vista que todos somos de alguna manera mercenarios, que hacemos lo que hacemos porque hay que vivir de la manera más feliz posible y que, hacemos lo que hacemos, claro que sí, también por dinero.


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