miércoles, 15 de marzo de 2017

Trump 1 - Maddow 0

De todo este fiasco que protagonizó anoche Rachel Maddow en su show homónimo, en MSNBC, hay un par de asuntos que vale la pena considerar:

La negativa de Trump a mostrar su declaración de impuestos, si bien está dentro de sus derechos, despierta atención generalizada porque, en primer lugar, quién nada oculta, nada teme, y en segundo lugar porque los funcionarios públicos, entre los que se encuentra el cargo de Presidente, deben ofrecer toda la transparencia posible ante la ciudadanía, y Trump se ha negado a tal procedimiemto.

El presidente de los Estados Unidos se ha negado a tal procedimiento. Piensen en eso.

Es de esperar entonces que una noticia sobre dichos impuestos sea algo de máximo interés, y es por ello que Maddow, al parecer sucumbiendo a la tentación del “palo periodístico” y el rating, creó en la tarde-noche de ayer un furor de expectativas para al final reportar... nada.

Que haya sido eso una trampa que le tendieron y en la que cayó mansamente, no lo creo ni por un segundo; no es ella nada tonta: más bien es partícipe de esa histeria anti-Trump, cada vez más hueca y mas nociva a la causa del liberalismo y los demócratas.

Pero, más interesante que el papelazo de Maddow, es saber quién filtró la información.

¿Alguien que simplemente se tropezó con la W-4 de Trump del 2005 y, sin leerla tal vez, o leyéndola y no entendiendo, decidió que aquella era la información esclarecedora que todos quieren ver?

¿O fue el equipo de Trump el que decidió filtrar intencionalmente esa declaración de impuestos del año 2005, a sabiendas de que nada reprobable habría ahí?

Y si este fuera el caso, ¿por qué lo harían?

La única razón que se me ocurre es que lo hayan hecho como un intento pueril de desvirtuar las sospechas sobre los impuestos de Trump (2005, really?), o que lo hicieran para que precisamente la prensa liberal, con ridícula saña, se lanzara sobre un señuelo, o sea, lo que hizo Rachel Maddow, y darle así pie al presidente a escribir otro tweet gritando “Fake news!”, lo cual es uno de sus pasatiempos favoritos.

Ambas razones, sin embargo, me parecen poco probables, aunque dada la irrascibilidad y temperamento patológicamente vengativo de Trump, nunca se sabe, pues parece niñato que a todo el que se le opone, sea el New York Times, o un rapero intoxicado, lo tilda de “fracasado”, en el más clásico estilo de una riña por unas canicas.

Tampoco me parece plausible, como lo plantean algunos medios, que todo ha sido una cortina de humo para ahuyentar de las primeras planas al fantasma de los rusos en la administración Trump. Vamos: el presidente tiene tanto material polémico para las primeras planas que necesitaría algo mucho más sustancioso que una anodina declaración de impuestos.

Dejando entonces a un lado los motivos por el momento, lo que me resulta interesante es que, de haber sido el equipo de Trump el responsable de la filtración, por qué no publicaría alguna otra declaración de impuestos, más reciente.

¿Estarán entre esas las que Trump no quiere mostrar, por ocultas razones que a todos nos interesan?

¿Sería entonces Trump el que autorizó personalmente la “filtración”?

¿Estaría entonces el presidente tratando de ocultar a la opinión pública algo fiscalmente impugnable?

¿Se puede confiar en este hombre, que además de arrojar dudas sobre su honestidad financiera, lanza acusaciones de extrema gravedad y sin sustento, mostrando un escasísimo sentido común, por no mencionar el daño que causa a la imprescindible dignidad del cargo de Presidente que representa a los Estados Unidos de América y sus ciudadanos?

De ese tipo de preguntas se deben ocupar los Maddows de este mundo, y no del sensacionalismo que le ha ganado a NBC, merecidamente, la mofa de uno y otro lado del debate político.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario