“¿Y cómo está todo
por allá, qué tal el postcomunismo?”
Y ellos a coro:
“Mucho mejor, por Dios
bendito...”
“¿Libertades?”
“Todas...”
Y ella abre los brazos,
como abrazando todo el Upper West Side:
“Mira, ya podemos
viajar...”
Y se ríen con ese dulce y discreto aire de los aldeanos eslavos: ella, profesora en una universidad: él,
ejecutivo de una petrolera austríaca.
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