miércoles, 30 de octubre de 2013

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Es de nuevo esta época del año, y debo decir-escribir-repetir que yo estoy, por principios y finales, en contra de bloqueos, prohibiciones y embargos. Nada que impida el libre flujo de las cosas es bueno, sobre todo si esas cosas tienen que ver con la economía y el bienestar.

Dicho esto, me alegro que la mayoría de los gobiernos de los países del planeta piense igual que yo sobre este asunto, y que hayan instruido a sus embajadores en la ONU a votar en contra de la tonta tozudez del gobierno americano que, por razones de pura inercia política, mantiene el bloqueo económico contra Cuba.

Es imperativo, entonces, que acaben de levantar o abolir o anular el bloqueo a Cuba, porque, además de no tener sentido, ya me duelen los huevos de estar escuchando sobre el bloqueo.

La otra razón es porque estoy loco por ver a los dinosaurios a solas con su ineficiencia y su obsolescencia sin, por fin, nadie a quien echarle las culpas.

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