viernes, 18 de octubre de 2013

Comentarios a la reconciliación

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Pienso que esa reconciliación que a tantos preocupa se va dar de manera natural en la Cuba que viene. Así de sencillo.

La razón es simple, y parafraseo lo que mencionas en una parte del texto: los rencores tienen que ser de mayorías para que se conviertan en causa.

Efectivamente, son minoría los que reclamarían reparaciones de uno y otro lado, si uno se ciñe a asesinatos como el de avión de Barbados, el hundimiento del remolcador o el derribo de avionetas civiles.

Creo que el alivio que representaría finalizar por fin esta etapa opaca y terrible de la historia cubana, y con ello que la nación y los cubanos comiencen a evolucionar, apagaría cualquier afán de venganzas.

Lo principal sigue siendo, entonces, que de una vez desaparezca ese gobierno, ese sistema extraño y disfuncional, para que entonces venga todo lo demás, sea lo que sea.

Dicho esto, debo entonces decir que me asombra tu uso de las comillas cuando escribes opositores.

Esas personas, con buenas o malas ideas, con mucha o poca educación, con algo o nada de oratoria, pero sí con mucho coraje y valentía, se oponen a un gobierno totalitario y represor. Son, entonces, opositores, sin comillas.

Creo que las comillas se verían mejor en los que se llaman a sí mismos revolucionarios, es decir “revolucionarios”, porque es inconcebible que alguien simpatice con esa cosa estática que hay en Cuba, y que, a la vez, se diga revolucionario.

Revolucionarios, sin comillas, somos los que clamamos por un cambio de una buena vez, por el desmantelamiento de esa cosa, por una Cuba nueva y fresca. Eso sí es revolución.

Regresando entonces a los opositores. Ellos buscan y aceptan ayuda, asesorías y hasta financiamiento de organizaciones extranjeras, por una razón obvia: no tienen interlocutor dentro de Cuba. El gobierno cubano sistemáticamente los ignora y reprime, les niega un espacio en la prensa, en la televisión, donde pudieran explicar y mostrar quiénes son, como piensan, que proponen.

Creo que el ejemplo magnífico de ese triste fenómeno lo protagonizó Yoani Sánchez cuando, durante una de sus presentaciones en el extranjero, un grupo de ingenuos comenzó a repartir un documento proporcionado por los diplomáticos cubanos, en el cual habían creo que 80 ó 100 preguntas que se le debían hacer a la bloguera. En La Pupila Insomne deben conservar el panfleto.

La respuesta de Yoani Sánchez es un resumen de todo lo que podamos escribir aquí: ella se declaró dispuesta a responder las preguntas, pero en la televisión cubana, en vivo, y que, además ella también le haría 80 ó 100 preguntas al gobierno cubano para que este las respondiera.

Pero ese simple e imprescindible ejercicio de transparencia y libertad de expresión es el que aterra al gobierno cubano, porque saben que algo así le sacudiría la modorra bovina a la desinformada población cubana, y echaría a rodar un proceso irreversible: el principio del fin.


Todo esto se puede resumir entonces en algo en lo que coincidimos, lo que escribes al final: “no olvidar que lo que Cuba necesita es futuro”

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