martes, 18 de junio de 2013

Nosotros, los comestibles

No me gustan las mascotas

Me parece arrogante poseer un animal para diversión personal. Pajaros invariable y tristemente enjaulados, peces confinados en espacios brutalmente pequeños, perros y gatos que parecen eunucos y que obviamente son una aberración en el universo darwiniano.

Somos los únicos animales que poseen animales, y sólo porque decimos que estamos un escalón más arriba en la escalera evolutiva, sistema y término que nos hemos inventado. Y, sin sonrojarnos, nos decimos el pináculo de la evolución, a pesar de que somos los únicos animales que matan por placer.

Somos la única especie gracias a la cual existen asesinos en serie, guerras de exterminio, pedófilos y políticos. Somos los únicos seres vivos que destruyen su habitat por codicia, por estupidez, por negligencia, o por ninguna razón explicable.

Y entonces poseemos mascotas, a otros animales, porque supuestamente somos inteligentes, y los animales no lo son.

Si admitimos entonces que los seres humanos tenemos natural ascendencia sobre el resto de los animales, ascendencia que nos ha hecho adjudicarnos el derecho a poseerlos, criarlos, matarlos o comerlos, pienso entonces que debemos estar preparados para que una especie más inteligente que nosotros nos posea, nos agrupe en rebaños, nos mate a voluntad y se alimente con nuestra carne.

Y por cierto, según la ecuación de Drake, la probabilidad de que algo así suceda parece ser realmente alta...

N = R* • fp • ne • fl • fi • fc • L

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