lunes, 17 de junio de 2013

Deja vu

No dudo ni por un instante que las intenciones del Dr Esteban Morales sean las mejores, y lo digo sin el menor asomo de sarcasmo. Lo digo porque realmente lo pienso así.

Yo he conocido a lo largo de mi vida decenas de Esteban Morales. Incluso en mi familia hay al menos un par de ellos.

Un tío querido, y ya fallecido, siempre se negó a abandonar la misérrima vivienda donde crecieron sus seis hijos, que huyeron despavoridos de allí en cuanto tuvieron la oportunidad. Decía mi tio que “hay compañeros con más problemas que yo, y que necesitan mas una casa que nosotros”

Mi tio era un tipazo, un hombre de su palabra, respetado por todos, guajiro de mirada azul relampagueante, de temperamento explosivo y escaso discurso. Un tipo que no daba ni pedía tregua, militante de su partido, incorruptible, vanguardia nacional. Mi tio tenía un sentido del humor que lo equiparaba a Samuel Feijoo. Fue un ingenuo que murió en paz consigo mismo, amado por su familia, que nunca le perdonó toda una vida de miserias a nombre de nada.

En mi tiempo en Cuba yo no conocía de Esteban Morales, como tampoco conocía de muchas otras personas que han salido del anonimato de su entorno profesional gracias a las redes sociales.

Pero desde que he comenzado a leer artículos o noticias que tienen que ver con el señor Morales, el deja vu no me deja tranquilo. El hombre es mi tío, y es todos esos ingenuos que he conocido y que han soportado, con la venda de sus ojos y la fortaleza de sus dogmas, a la mierda de gobierno de mi país.
Esta entrevista (parte 1 y parte 2), donde entre otros describe las consecuencias que tuvo para él escribir un artículo crtiticando la corrupción en Cuba, es uno más de esos escritos.

Me llaman la atención varias cosas. Primero, la fidelidad casi perruna de Morales. Segundo, el léxico, las ideas basales: dice, sin variar una letra ni cambiar el tono, que ya suena ancestral, lo mismo que escuché desde que tuve uso de razón. Es el mismo mantra, la misma idea de sacrificio, el Partido por encima de todo, Corea del Norte, los Hombres de Pánfilov, La carretera a Volokolamsk, Así se templó el acero. Ese tipo de cosas.

Ese tipo de cosas que acabó con lo bueno que pudo tener la Revolución Cubana, que apañó lo tenebroso, que fomentó el estancamiento, la impunidad, el desastre nacional.

Yo entiendo que un anciano de 70 años, que dedicó una vida a una idea, o a un ideal, no puede dejar de creer de repente: es como dejar un vicio o amputarse un miembro, voluntariamente. Es reconocer que ha estado equivocado toda su vida.

Pero podría callar por pudor, quizá.

En fin, he aquí algunas de esas frases, que están en esa entrevista, y que me llevaron de regreso a reuniones del sindicato, a escuchar de nuevo a tanto obtuso, las frases de la mansedumbre.


"En mi núcleo se discutió nuevamente mi actitud (...), hubo debilidades en ese momento (...) Salvo unos pocos compañeros, (...) la mayoría se fue por lo que planteó el organismo superior, el Municipio. "

"me preocupó que esa situación le fuera a hacer más daño al Partido que a mí "

"me embargaba una sensación como de dolor muscular, angustia de sentir que denostaban del Partido, de mi partido y yo tenía que aceptar honestamente que creía que el partido se había equivocado, o alguien dentro del partido (…) me molestaba tener que escuchar las críticas al Partido. "

"no fueron demonios los que me sancionaron. Fueron personas revolucionarias )...) una revolución es un proceso muy complejo, algo que debemos repetirnos todos los días. Se trata de un proceso lleno de realizaciones, pero también de las imperfecciones de las personas imperfectas que la hacemos todos los días."

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