Una amiga (más que amiga pues fue amante, un año compartimos juntos) falleció en fecha reciente. Pudo más el cáncer que su jovialidad y deseos de vivir.
Y el pasado fin de semana, mientras actualizaba la lista de contactos en mi correo electrónico y en mi teléfono, encontré su nombre. Y la borré de la lista.
Fue como tapiar una puerta, como encender una pira, algo terriblemente irreversible. Muy rara sensación.
Jones.
ResponderEliminarAsí mi amiga, así es...
ResponderEliminarño..a mi me pasa lo mismo con un socio, al que me resisto de borrar en mi telefono..la electronica como que no ayuda en lo de los duelos..
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