martes, 5 de abril de 2011

Soltando amarras

Una amiga (más que amiga pues fue amante, un año compartimos juntos) falleció en fecha reciente. Pudo más el cáncer que su jovialidad y deseos de vivir.

Y el pasado fin de semana, mientras actualizaba la lista de contactos en mi correo electrónico y en mi teléfono, encontré su nombre. Y la borré de la lista.

Fue como tapiar una puerta, como encender una pira, algo terriblemente irreversible. Muy rara sensación.

3 comentarios:

  1. ño..a mi me pasa lo mismo con un socio, al que me resisto de borrar en mi telefono..la electronica como que no ayuda en lo de los duelos..

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