Un entrañable amigo cubano, que actualmente vive en México, tiene a sus padres de visita en su casa.
Hoy, mientras mi amigo estaba en su trabajo, alguien habló a su casa por teléfono con la intención de extorsionar, diciendo que eran miembros de una banda de traficantes de drogas y que iban a secuestrar a mi amigo. La madre de mi amigo simplemente colgó el teléfono.
Un vecino, a petición de mi amigo, fue y sacó a los viejos de la casa. Mi amigo, un tipo cojonudo donde los haya, se siente decepcionado y triste. Ni siquiera ha tenido tiempo de sentir miedo. Se siente mal por haber traído a sus padres desde Cuba y que tengan que vivir el horror que se está viviendo en México: un Estado fallido, corrupto, podrido hasta la médula, una nación en franca descomposición...
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