lunes, 23 de abril de 2012

El comienzo


Mi aula de pre-escolar estaba al final del edificio, con puertas que se abrían a un patio que se inundaba cuando llovía, oportunidad para ver flotar cucarachas muertas y a nuestros barcos de papel.

Las mesas de madera, cubiertas de arañazos, surcos e informes letreros trazados con la punta de los compases, estaban impregnadas de ese olor que ahora sé que es el olor de los niños y que se me quedaba en las manos por el resto del día. El interior de los armarios, que estaban alineados contra la pared del fondo, donde se guardaban recortes de revistas, figuras de cartón y algunos juguetes muy maltratados, olía a papel viejo, a biblioteca, a lignocelulosa, a lo que a algunos les parece vainilla, en fin, a libros. En la pared lateral, creo recordar el sempiterno mural con efemérides y al frente la verdosa y vetusta pizarra, la fecha del día y el nombre del año en cuidadosa cursiva, el piso cubierto con una fina capa de polvo de tiza.

El viernes fuimos a visitar el pre-prescolar, el prekinder (y me he enterado que en Cuba le dan a esa etapa un nombre que es un dechado de amenidad y creatividad: vías no formales...) donde comenzará su vida escolar mi niño. Pudiera decir mucho de la pulcritud, seguridad y belleza del lugar, de la amabilidad y profesionalismo de los que allí trabajan, del area de juegos, impecable y totalmente protegida por capas de poliuretano, pero lo que más nos impresionó fue que en cada local de la escuela hay una inmensa pantalla táctil, donde figuras, números, colores, conceptos y canciones son arrastrados por la pantalla y seleccionados por los minúsculos deditos, y ni siquiera notan cuanto están aprendiendo mientras juegan, divertidos...

Pero en la casa mi hijo se deleita con los barcos y aviones de papel que le fabrico, y tiene una pizarra de madera donde escribimos nuestros nombres y hacemos trazos con tizas de colores. Y es que, aun abrazando la modernidad y las mejoras, hay cosas que nunca pierden su encanto.

7 comentarios:

  1. Ya está, la lágrima del día. Y es sólo lunes, carajo!

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  2. Lo que mas me acuerdo es el mural o como le llamaran a eso. Que era una frazada enmarcada que usaban con los recorticos de frutas y eso, que tenian un pedazo de lija o algo para pegarlos, como si fuera velcro.

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  3. aún con las cucarachas, los pocos recursos y la cero tecnología, eran buenos esos tiempos en los que se contaba con excelentes profesores. Todavía en el preescolar me tocó una maestra de las de "antes", que era estupenda y sabía tocar el piano. Hoy mismo estaba leyendo una anécdota de un profesor de tecnológico y me dio mucha tristeza, pues cada vez la educación va peor.

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    1. Mi maestra de prescolar fue la mejor que tuve. De ahi fue en decaida el asunto, con muy notables excepciones.

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  4. Ay Havanero, me has transportado en un pis pas! Que recuerdos tan lindos.
    Los barcos de papel en el agua, maravilloso.

    Me alegra que tu niño te tenga, para vivir esa sencillez tan linda que en estas sociedades modernas, casi no existe.

    Un abrazo.

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  5. Si, sólo nos quedan las cucarachas...

    Y yo feliz de traerte buenos recuerdos, Ofelia, un beso

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