Mi aula de pre-escolar
estaba al final del edificio, con puertas que se abrían a un patio
que se inundaba cuando llovía, oportunidad para ver flotar
cucarachas muertas y a nuestros barcos de papel.
Las mesas de madera, cubiertas de
arañazos, surcos e informes letreros trazados con la punta de los
compases, estaban impregnadas de ese olor que ahora sé que es el
olor de los niños y que se me quedaba en las manos por el resto del día. El interior de los armarios, que estaban alineados
contra la pared del fondo, donde se guardaban recortes de revistas,
figuras de cartón y algunos juguetes muy maltratados, olía a papel
viejo, a biblioteca, a lignocelulosa, a lo que a algunos les parece
vainilla, en fin, a libros. En la pared lateral, creo recordar el
sempiterno mural con efemérides y al frente la verdosa y vetusta
pizarra, la fecha del día y el nombre del año en cuidadosa cursiva, el piso cubierto con una fina capa de polvo de tiza.
El viernes fuimos a
visitar el pre-prescolar, el prekinder (y me he enterado que en Cuba
le dan a esa etapa un nombre que es un dechado de amenidad y
creatividad: vías no formales...) donde comenzará su vida escolar
mi niño. Pudiera decir mucho de la pulcritud, seguridad y belleza
del lugar, de la amabilidad y profesionalismo de los que allí
trabajan, del area de juegos, impecable y totalmente protegida por
capas de poliuretano, pero lo que más nos impresionó fue que en
cada local de la escuela hay una inmensa pantalla táctil, donde
figuras, números, colores, conceptos y canciones son arrastrados
por la pantalla y seleccionados por los minúsculos deditos, y ni
siquiera notan cuanto están aprendiendo mientras juegan,
divertidos...
Pero en la casa mi hijo se
deleita con los barcos y aviones de papel que le fabrico, y tiene una
pizarra de madera donde escribimos nuestros nombres y hacemos trazos
con tizas de colores. Y es que, aun abrazando la modernidad y las
mejoras, hay cosas que nunca pierden su encanto.
Ya está, la lágrima del día. Y es sólo lunes, carajo!
ResponderEliminarLo que mas me acuerdo es el mural o como le llamaran a eso. Que era una frazada enmarcada que usaban con los recorticos de frutas y eso, que tenian un pedazo de lija o algo para pegarlos, como si fuera velcro.
ResponderEliminarDe frazada, así mismo es...
ResponderEliminaraún con las cucarachas, los pocos recursos y la cero tecnología, eran buenos esos tiempos en los que se contaba con excelentes profesores. Todavía en el preescolar me tocó una maestra de las de "antes", que era estupenda y sabía tocar el piano. Hoy mismo estaba leyendo una anécdota de un profesor de tecnológico y me dio mucha tristeza, pues cada vez la educación va peor.
ResponderEliminarMi maestra de prescolar fue la mejor que tuve. De ahi fue en decaida el asunto, con muy notables excepciones.
EliminarAy Havanero, me has transportado en un pis pas! Que recuerdos tan lindos.
ResponderEliminarLos barcos de papel en el agua, maravilloso.
Me alegra que tu niño te tenga, para vivir esa sencillez tan linda que en estas sociedades modernas, casi no existe.
Un abrazo.
Si, sólo nos quedan las cucarachas...
ResponderEliminarY yo feliz de traerte buenos recuerdos, Ofelia, un beso