Leía un post donde el
autor hace una furibunda declaración de principios, atheus sum,
escribe allí, y parece que ondea una bandera.
Ya lo había visto
antes. Y aunque por mucho prefiera la brillantez de Bertrand Russell y Mario Bunge ( o incluso la severidad
de Afanasiev) a la hora de abordar la cuestión del materialismo,
cuando leo cosas como esa siempre recuerdo a un ex-amigo, físico y
filósofo que, pasados unos tequilas, encontraba disfrute en
desplegar su pendón de ateo y fustigar a cuanto creyente estuviera a
su alrededor. Apilaba hechos sobre leyendas, lógica sobre dogma,
materia sobre espíritu, y demostraba cada vez que no puede haber
Dios. Y yo, que soy un incrédulo que le reza a algo cuando mi hijo
está enfermo, me aburría al escucharlo porque hacía ya tiempo me
lo había dicho alguien, jesuita y sacerdote en una remota aldea
eslovaca: que es una cuestión de fé, no de raciocinio.
Y es que este oficio de
ser racionalista no es tarea fácil. Primero, porque no hay
raciocinio en buena parte de la conducta de los humanos, por lo que
apartarse de un dogma para buscar una alternativa realista puede ser
frustrante.
Después, pues hay que
cargar con las dudas, los números, las estadísticas. Toda vez que
hay más creyentes que no creyentes, entonces, ¿dónde quedo yo, en
una minoría privilegiada o en un grupo de equivocado hasta la
médula?
Y si estuviera equivocado,
¿donde pongo a un Dios?
Y si lo aceptara, ¿qué
pasa con Él que permite todo esta locura que nos rodea?
Dejé hace mucho de
autodenominarme ateo; prefiero ser sólo alguien definivamente sin
religión, pues la religión es cosa de los hombres, no de dioses.
Tengo mi propia filosofía existencialista y aferrada al árido mundo
material, pues si se ha de andar por la vida sin Dios ni religión se
debe tener al menos filosofía, aun cuando sea escuálida. Sin
ello, sería un viaje solitario, una concha vacía, concreto gris, desnudo, iluminado por luz fluorescente.
En fin, creo que las
bravatas de los ateos militantes, su enojo porque hay personas que creen en
dioses y religiones, esconden el miedo a estar errados: hay en sus diatribas la misma intolerancia de los Inquisidores. Es por eso
que pienso que ser ateo es también una religión, es creer en que no
se cree.
En cualquier caso, le doy
la bienvenida a la diversidad de pensamiento, que es lo que en definitiva hace al
mundo un lugar más interesante.
Los creyentes, los que no se quedan en el cine a leer los créditos, los nordestinos sodomizados: el Director-Dictador ya no sabe con quien fajarse.
ResponderEliminarY asi los ves, un buen dia cuando todo el raciocinio, y los numeros, y las estadisticas, la logica el materialismo dialectico y filosofico fallan..hincados rodilla en tierra pidiendo por un milagro.
ResponderEliminarLas declaraciones de principio son solo eso..lo que se negocia son los finales...
Apretaste ahi Julio, efectivamente, lo que se negocian son los finales...
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