"Edmundo, te invito a que cojas tus maletas y regreses a tu país y allí tengas el valor de denunciar todo lo malo que veas, porque Edmundo, te advierto, esa lucha sí es dura y no te calles como esos miles periodistas de allá, cómplices lamentables del silencio."
Pablo Milanés, en carta abierta a Edmundo García
Para variar, H., en este fragmento está mi único punto de discrepancia. La frase "cómplices lamentables del silencio" no me gusta. No me gusta porque creo que la gente hace lo que buenamente puede, incluidxs lxs periodistas. Y en Cuba el silencio es como un sino. Prefiero mil veces el silencio a las voces, demasiado numerosas para mi gusto, entre las que incluyo a Edmundo tras ese artículo tan -ahora sí- lamentable, voces decía, que ofenden, maltratan, acosan, manipulan y se aprovechan de personas que por una u otra razón están discrepando públicamente de la situación política en Cuba.
ResponderEliminarPero Neili, es un hecho que ser periodista en Cuba es un oficio triste porque, efectivamente, no se les puede pedir que se inmolen, pero a cambio deben mantener un silencio que, sino cómplice, ¿cómo llamarlo?
ResponderEliminarLa carta está tremenda, mira el sigueinte fragmento:
"le digo por este medio a la intelectualidad cubana, a los artistas, a los músicos y a los altos cargos del Estado, que no me susurren más al oído: “estoy de acuerdo contigo pero… ¡imagínate!”. Yo no estoy arrepentido de incinerarme sólo en mi actitud, pero es triste y vergonzoso que haya un silencio cómplice tan funesto como tu manifestación, Edmundo. Estas dos conductas, una en Miami y otra en La Habana, increíblemente al final convergen en su propia contradicción."
Pero Havanero cómplice remite a culpa y yo les considero, en ese binomio, más víctimas que verdugos. Quien le agarra la pata a la vaca en este caso, necesita comer, vivir, defenderse. Para mi es un silencio vital. No olvidaré jamás la contra-firma del proyecto varela: la reforma constitucional que se sometió a un descarado referendo. ¿Sabes el acoso que sentí para que firmara? Me increpó todo el mundo. Mi familia me suplicó que firmara. Firmé y sabía perfectamente que estaba firmando la perpetuación de todo lo que me estaba jodiendo. Ese fue el día que dejé de pensar en Cuba. Ese día llegó al colmo el sentimiento de ser tan miserable como el resto de los mortales. Ese día supe que no estaba a la altura de pensar un buen futuro para mi país. Puedes juzgarme pero yo no puedo juzgar a los que callan. Juzgo a los que apedrean pero no a los que callan.
ResponderEliminarTienes razón. No es justo pedirles a los demás lo q uno no fue capaz de hacer. Yo también callé y aun escribo con pseudónimo porque temo por los míos y por mi status quo.
ResponderEliminarSólo me queda el consuelo de no ser periodista...
en eso tienes razón, no soy periodista y creo que siempre está la alternativa de trabajar de otra cosa, no sé, es complicao
ResponderEliminarPermitame, havanero, decirle a neili, la flaca con más swing del universo, por medio de este blog, que estoy reorgullosa de ella y de su lógica implacable que la hacían tan buena para las matemáticas desde tiempos inmemoriables. Y recordarle, que como sé que lo de ella no es la memoria, yo la llamé ese día en que se entregaron las firmas, y ella no sabía nada, y le conté lo que estaba pasando. Y bueno, me retiro.
ResponderEliminarFlaca, con mega swing y lógica implacable...
ResponderEliminarMucho mejor que flaca, fané y descangallada...
Yo que tú, no me dejaba engañar.
ResponderEliminarCharleneeeeeeeeeeeeeeeee esto es como ponerme con el c. al aire!
Foto, foto!!!!
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